El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, entró ayer de lleno en la guerra que se ha desatado entre los barones del PP a cuenta de los objetivos de déficit asimétricos. Y lo hizo armado con un informe, cocinado por su gabinete, que evidencia que las comunidades más beligerantes contra los déficits a medida como Extremadura hubieran "pinchado" en sus resultados presupuestarios de 2012 si hubieran contado con la misma financiación que la Comunitat Valenciana. El jefe del Consell esperó a que los periodistas le preguntaran sobre la guerra entre los barones para avanzar unos datos con los que el Consell quiere reforzar su defensa ante el Gobierno central para que le permita un déficit distinto sobre la premisa de que las arcas autonómicas soportan el lastre de una mala financiación.

Posteriormente, Presidencia de la Generalitat facilitó un cuadro con la simulación de cómo quedaría el mapa autonómico en el caso de que las distintas regiones hubieran recibido en 2012 las mismos recursos que llegaron a la Comunitat Valenciana. Según la estimación del Consell, cinco autonomías (todas ellas gobernadas por el PP) habrían incumplido el objetivo del 1,5% del PIB marcada por el Ministerio de Hacienda e incluso habrían quedado peor que Valencia que cerró con un 3,5%. Extremadura, Castilla y León, Cantabria, Galicia y La Rioja serían los alumnos con peores notas. Todas ellas, con su financiación, han aprobado. Valencia estaría en el sexto lugar, aunque ya no desentonaría tanto como lo hizo cuando se conoció el mapa del déficit. Su 3,5% sería seguido muy de cerca por otras comunidades que pasarían al bando de las incumplidoras. Es el caso de Asturias, Aragón o Castilla-La Mancha. Cataluña, que liquidó con un desfase de 1,96% pasaría a un déficit del 3,34%.

Es más, con la financiación de la C. Valenciana, sólo dos comunidades habrían cumplido: Canarias y Madrid. Esta última comparte con Fabra la exigencia de un cambio en el modelo de financiación, pero ha sacado los dientes cuando Hacienda abrió la puerta a ajustar el objetivo de déficit a las posibilidades reales de las autonomías.

Fabra es consciente de que en esta batalla se juega algo más que su liderazgo y, aunque mantiene un tono correcto hacia sus colegas, ha empezado a hacer la guerra por su cuenta. Ya el día anterior y en contestación al secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, que aplazó a 2015 la revisión de modelo, Fabra exigió "ya" esta negociación. Ayer, durante el encuentro con los medios de comunicación mantuvo su defensa del déficit asimétrico y pidió comprensión a los barones: "Yo les comprendo, pero quiero que me comprendan a mí", apostilló. Así, y tras adelantar algunos datos del informe, indicó que si las regiones que se oponen a ese déficit asimétrico hubieran cerrado así el ejercicio por la falta de financiación "seguro que estarían en el lugar donde yo ahora estoy, reivindicando ese déficit asimétrico".

En su opinión, la foto del déficit en 2012 "estaba distorsionada" por el impacto de una financiación desigual. Mantuvo que con los mismos recursos que Cataluña, Valencia habría cumplido y con la de Extremadura se hubiera quedado en el 0,6% de déficit. Con la de Cantabria, habría habido "superávit". "Si no hay una aportación mayor del Estado, difícilmente podemos competir en igualdad de condiciones", insistió.

La simulación de Presidencia sería bien distinta si se hubiera basado en un reparto equitativo de los recursos en función de los habitantes. Tal como publicó en su día este diario, comunidades como Extremadura también habrían fracasado, pero a la Generalitat aún le habrían faltado 1.117 millones para cumplir con Madrid.

Fuentes de Presidencia admitieron ayer que la posición valenciana se ha visto perjudicada por Cataluña, que abiertamente ha plantado cara al Gobierno central. Las exigencias catalanas (pretende cerrar 2013 con un desfase superior al presentado en 2012) han levantado en armas al PP y ha pillado en medio a la Comunitat Valenciana. Las mismas fuentes admiten que el Gobierno central debería haber reunido a las comunidades para explicarles las razones de repartir el esfuerzo del déficit, lo que, piensan, habría amortiguado.