Nadie como Diana Costa y Loli Vila, de Catarroja, reflejan el modelo en ciernes que discriminará a las lesbianas y las solteras que deseen seguir un tratamiento público de reproducción asistida. Esta pareja homosexual, unida en matrimonio el pasado febrero, tiene ya a Noa entre sus brazos. La niña, que aún no ha cumplido los cuatro meses, nació del vientre de Loli gracias a un donante anónimo de esperma y a un tratamiento pagado y realizado por la sanidad pública valenciana, concretamente por el hospital valenciano Doctor Peset.

Loli acudió al centro de salud sexual de su zona: el de Benetússer. Fue como mujer soltera y no explicitó que era lesbiana y tenía pareja. «No nos queríamos pillar los dedos y que se echaran para atrás», explica Diana. A Loli la derivaron al Peset; tuvo que comprar una muestra de esperma en la clínica privada CREA „que les costó 400 euros„, en el laboratorio del Peset capacitaron esa muestra y el 3 de julio de 2012 la inseminaron. Fue con éxito a la primera, pues el 5 de abril nacía Noa.

Portazo en Benetússer

En paralelo al embarazo de Loli, Diana quiso empezar las gestiones para tener ella también un embarazo y dar a luz al segundo hijo del matrimonio. Sin embargo, ya le han cerrado las puertas de la sanidad pública al saber que no sufría problemas de esterilidad. Acudió al centro de salud sexual de Benetússer y, cuando le preguntaron por el marido, dijo que era soltera, que iba a casarse en breve con una mujer y que ya tenía comprada la muestra de esperma, del mismo donante cuyo semen sirvió para engendrar a Noa. «Entonces me dijeron que tenían un montón de expedientes archivados de parejas de mujeres porque tenían orden de la conselleria», afirma.

Bloqueada la vía pública, Diana ha optado por ir a la sanidad privada. Pronto empezará con el tratamiento. «En vez de costarnos 400 euros, nos costará unos 2.000 por la inseminación normal. Si no sale a la primera, otros 2.000. Y si falla la segunda, la fecundación in vitro, que cuesta unos 6.000 euros», lamenta ella.

A su juicio, es «criminal» que no se permita a las mujeres lesbianas y a las solteras acceder a este recurso de la sanidad pública. «Vienen extranjeros que no han aportado nada a este país para operarse, y que conste que no tengo nada contra ellos, pero las mujeres homosexuales y solteras somos discriminadas para tener hijos», lamenta Diana.