Una familia de Valencia cobró durante veinte años la pensión de una muerta sin que el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) se diera cuenta. La apropiación pasó desapercibida porque la entidad bancaria que tramitaba la prestación no pidió a los familiares la fe de vida como obliga la ley por la confianza que tenía en sus clientes. Los diez primeros años cobró la pensión el marido de la fallecida. Según la Fiscalía, el hombre murió en 2001 y a partir de ese momento siguió disponiendo de la pensión de la muerta su hijo y su nieta. La fiscal del caso solicitó ayer al acabar el juicio sendas penas de dos años y nueve meses para el hombre que supuestamente ha cobrado la pensión desde 2001 y su hija. El ministerio público también reclama la condena de la entidad bancaria por la negligencia. El banco ya ha devuelto parte del dinero.
La madre y abuela respectivamente de los acusados falleció el 21 de febrero de 1992, aunque su marido continuó cobrando la pensión hasta que murió el 9 de diciembre de 2001. El hijo de la muerta explicó ayer en el juicio que su padre le dijo que podía seguir cobrando y que por eso lo hizo. «Yo pensé que era un seguro de vida. Iba al banco con el carné de mi padre a hacer las extracciones cuando él ya había muerto. En el banco nadie me pedía explicaciones. Al final me dijeron que no podía sacar más. Yo solo sé que mi padre me dijo antes de fallecer que siguiera sacando el dinero». La hija del procesado manifestó que ella no sabía nada y que su padre le hizo transferencias del dinero supuestamente defraudado por su cuenta.
El fraude lo denunció una hermana del procesado. La Fiscalía y el INSS imputan a los dos acusados los diez últimos años de la estafa y les reclaman 51.569 euros, aunque la entidad bancaria ya ha devuelto una parte. La abogada del INSS incidió en que es inexplicable lo ocurrido y calificó de sorprendente la conducta del banco que permitió el cobro de la pensión.
