Había aprendido Fernando Pérez Campos a convivir con sus circunstancias familiares. Su trayectoria profesional y política estaban acompañadas por el hecho de ser el marido de la presidenta del Ateneo Mercantil, Carmen de Rosa y tener, desde el pasado mes de octubre, a la fallera mayor de Valencia en casa. Se la había criado desde niña. De hecho, fue él quien posó en la foto familiar el día de la elección y el que acudió a todos los actos de Carmen Sancho de Rosa, incluyendo la ofrenda, en un siempre discreto segundo plano.

Ayer por la mañana había estado en el hospital aquejado de un cierto malestar. Entrada la tarde, se le paró el corazón, ese que le había dado algún que otro problema. Un drama en toda la extensión de la palabra. «Se lo ha encontrado el hermano mellizo de Carmen. Ha sido repentino», reconocía el secretario general de la Junta Central Fallera, José Luis Vaello, mientras se dirigía al acto en el que se encontraba la fallera mayor de Valencia, Carmen Sancho de Rosa, al que había acudido desconocedora de lo que estaba pasando en casa. El fallecimiento conmocionó anoche especialmente a la sociedad fallera, que se deshizo en mensajes de ánimo hacia su reina actual, cuya agenda se ha suspendido y para quien el reinado ya no volverá a ser lo mismo por una crueldad del destino.