El conseller de Hacienda y Administraciones Públicas, Juan Carlos Moragues, desveló ayer que, a imagen y semejanza de la reforma fiscal anunciada por el ministro Montoro, su departamento trabaja en una bajada de la presión fiscal en el tramo autonómico del IRPF que gestiona la autonomía. La intensidad de la reforma fiscal a la valenciana no está decidida, pero el titular de Hacienda confirmó la decisión del Ejecutivo de Fabra de hacer este gesto en 2015, año electoral. Moragues indicó que ya en 2014 se han tomado medidas en la línea de bajar los impuestos a los ciudadanos y aludió a las bonificaciones fiscales, sin embargo, la nueva regulación del IRPF tendrá un impacto más generalizado. Moragues habló de este asunto en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consell a la que asistió con la portavoz Català y con todo su equipo, que lo arropó moralmente desde la primera fila.

La presencia de Moragues ante la prensa tuvo lugar escasas doce horas después del varapalo propinado por Montoro al Consell. El ministró dejó claro la noche del jueves, tras la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), que el debate sobre el nuevo modelo de financiación autonómica se encuentra en vía muerta. La postura del Gobierno central ha supuesto un jarro de agua fría para Fabra y su Consell que han hecho de la reivindicación sobre la financiación su santo y seña. Con este mal sabor de boca, Moragues se presentó ante los periodistas para justificar su voto favorable a los objetivos de déficit, a pesar de que, como acabó reconociendo, se volvió a Valencia si garantías ni seguridad de que el Gobierno asuma su reivindicación de un fondo de nivelación transitorio que compense a la Comunitat Valenciana por la infrafinanciación mientras que no se apruebe el nuevo modelo.

Moragues insistió en que el apoyo del Consell a los escenarios de déficit (se ratifió el 1% de 2014 y la reducción progresiva hasta llegar al equilibrio presupuestario en 2017) está condicionado a la referida compensación. De hecho, tras la insistencia de los periodistas, aseguró que cambiará el voto si no se atiende su petición. Sin embargo, este hipotético gesto, con el que el Consell plantaría cara al Gobierno, no sería posible hasta junio de 2015 cuando volverán a votarse los objetivos de déficit. Preguntado sobre si el Consell, en caso de fallar su plan A (cambiar el modelo) y su plan B (conseguir una compensación), tenía un alternativa, Moragues evidenció la resignación: «Seguiremos reivindicando el mecanismo de nivelación». Ahora bien, Moragues insistió también en que si no se mejora la financiación, el Consell no cumplirá el objetivo de déficit. Ya lo había dicho respecto a 2014, pero ayer apostilló que tampoco será posible en 2015, año en el que debe cuadrar un presupuesto con el 0,7%. De cumplir con su compromiso, debería recortar alrededor de 1.2000 millones en menos de dos años.