La orden transmitida por el PP de Castelló a sus cargos públicos, con el aval del presidente Alberto Fabra para que no suscriban la solicitud de indulto ha causado una honda indignación en el entorno del exlíder provincial. El presidente del PP de Castelló, Javier Moliner, mantiene rotas las relaciones con su antecesor desde que lo reemplazó y laminó su herencia, pero los allegados no esperaban que fuera tan lejos contra su «padrino político». Recuerdan que ahora es presidente provincial gracias a Fabra, que lo nombró su heredero.
«Es un traidor elevado a la enésima potencia», subrayaron fuentes cercanas a Carlos Fabra en referencia a Javier Moliner. «Denota una falta de talante democrático, no hacía falta amenazar de esta forma», añadieron las mismas fuentes, que por contra destacaron las declaraciones de la secretaria general del PP valenciano, Isabel Bonig, quien, aunque se desmarcó del indulto, afirmó «que en un país libre la gente puede pedir lo que quiera». Además, la consellera de Territorio y exalcaldesa de la Vall d'Uixó, insistió en que personalmente deseaba lo mejor al exmandatario provincial.
Asimismo, desde el círculo afín a Fabra subrayaron que con el indulto no es la primera vez que Moliner presiona contra Fabra, y aseguraron que vetó la asistencia a los dirigentes y cargos electos del PP de Castelló al juicio del «caso Fabra» que se celebró en la Ciudad de la Justicia de Castelló en octubre, bajo la advertencia de destitución. La cúpula del partido lo abandonó entonces a su suerte y sólo acudieron a las instancias judiciales antiguos cargos cercanos a Fabra como la expresidenta de la Academia Valenciana de la Llengua, Ascensión Figueres.
También hay malestar con Alberto Fabra y sostienen que también le debe parte de su carrera política a Carlos Fabra, dado que el exbarón patrocinó en 2005 la operación de cambio de alcaldía en Castelló.
