Tres de tres. José Carlos Martínez bromeaba ayer al comentar que ahora sí cree que a Carlos Fabra le hubiera tocado la lotería tantas veces como declaraba. Este agricultor de Alberic recurrió al humor por no caer en la desesperación. El campo lleva meses mirando al cielo a la espera de la anhelada lluvia aunque, cada vez que éste se abre, graniza en sus cultivos. La tormenta que se desencadenó el domingo por la tarde iba acompañada de abundante aparato eléctrico y también descargó pedrisco en algunos municipios de la Ribera, la Costera y la Canal de Navarrés, aunque Alberic se llevó la peor parte. Se trata de la tercera tormenta de granizo que barre las mismas partidas de este término municipal en una misma campaña, la tercera en poco más de tres meses. «La atmósfera es caótica, imprevisible y caprichosa, y el gordo le ha tocado a Alberic», resumía el metereólogo de Algemesí, Jovi Esteve, en referencia a esta desgraciada coincidencia.

«En el pueblo cayeron cuatro piedras mezcladas con agua y no le dimos importancia, pero hoy nos hemos levantado con esto», lamentaba Martínez, que es el secretario comarcal de la Unió, mientras detallaba que los daños ya son visibles en el caqui, cuya recolección es inminente, aunque la naranja también se ha visto afectada.

En este sentido, el vicepresidente de la Asociación Valenciana de Agricultores, Bernardo Ferrer, estima en mil hectáreas la superficie afectada por el granizo del domingo, de las que 750 se localizan en el término de Alberic. Ferrer cifra en un 40 % como máximo el nivel de afección en los cítricos mientras que, después de tres granizadas, incidió, «poco caqui puede quedar» en esta zona. «No es una catástrofe, pero sí son daños preocupantes y de consideración», indicó Bernardo Ferrer en referencia a las zonas más afectadas, mientras señalaba que las fuertes rachas de viento que precedieron a la tormenta también derribaron muchos plantones jóvenes y han provocado daños en el fruto por el efecto del rameado.

El resto de daños, se reparten en las localidades de Vallada, Rotglà i Corberà, L'Alcúdia de Crespins y Montesa, donde el pedrisco ha afectado a unas 160 hectáreas. El granizo también hizo acto de presencia en varios municipios del valle de Càrcer, Massalavés y Alzira, aunque en estos términos el nivel de afección es mínimo.

Jovi Esteve detalló que el viento alcanzó en la Ribera velocidades próximas a los 60 km/h en Guadassuar (55,6), Alzira (53,7) o Alberic (53,1), mientras que las precipitaciones fueron escasas, con los máximos de Sumacàrcer con 35 l/m2, Polinyà con 25 o los 15 l/m2 de Alzira. Esteve destacó que la ausencia de vientos de componente marítimo propició que al llegar al mar la tormenta se diluyese y advirtió de que si hubieran entrado vientos húmedos hubiera sido muy peligrosa.

Los arrozales se salvan

Por otra parte, en Sueca la tormenta del domingo no afectó a los arrozales que se encuentran ya en la última fase de maduración. Alrededor de las nueve de la noche, y en apenas una hora, se registraron 5,3 litros por metro cuadrado de lluvia. El agua resultó muy positiva para el campo en general, y no tuvo consecuencias negativas para los campos de arroz, informa Eva Melero.

La única consecuencia que puede haber sufrido la gramínea es que el fuerte viento que acompañó a las precipitaciones haya podido tumbar algunas espigas, según informó a Levante-EMV el responsable del sector del arroz de la Unió de Llauradors, Enric Bellido. De haberse producido este hecho habría sido puntualmente en alguna zona y sus efectos serían mínimos, ya que la planta ya está plenamente desarrollada. Actualmente se siembran variedades de paja sólida y resistente que soporta los vientos que provocan el gitat o encamado.

La Comunitat de Regants de Sueca cortó el paso del agua a las explotaciones de arrozales el pasado viernes día 5, como es habitual con la llegada del mes de septiembre y previo a la siega. Dos días antes, el miércoles, habían hecho lo mismo en Cullera y la acequia de Quatre Pobles. La cantidad de lluvia que cayó en la noche del domingo no tuvo ningún efecto sobre los arrozales al no ser suficiente para llegar a inundar la tierra.

En Cullera, hacia las 21.15 horas del domingo, y durante cerca de 15 minutos, llovió de forma muy intensa, pero las precipitaciones no afectaron a los campos, según fuentes del sector agrario. El hecho de que no cayera granizo benefició a las cosechas, informa Pepi Bohigues.

Mientras que en Alicante las precipitaciones fueron nulas, en la comarca castellonense del Alto Mijares se registraron rachas de viento de hasta 71 kilómetros y se acumularon 28 litros por metro cuadrado. No obstante, la zona más afectada fue el interior de Valencia.