El margen de maniobra del próximo Ejecutivo será más bien escaso. No sólo por la bola de pagos p endiente. Tendrá que amortizar la friolera de 15 millones de euros de deuda diarios desde el 1 de junio hasta el 31 de diciembre de 2015. En el PEF explicita el detalle de las amortizaciones para todo el año. Serán 6.903,2 millones. Y desde junio hasta que expire 2015, la cifra será de 3.137 millones. O, lo que es lo mismo, 448 millones al mes, 112 a la semana o casi 15 diarios.
Esta vez, la culpa no la tienen los dos mecanismos de rescate que impulsó el Gobierno central en 2012 para las autonomías que atravesaban apuros: el plan de pago a proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómica. La Generalitat se acogió a ellas con premura y pudo sortear así el temido default. El problema a corto plazo, sin embargo, viene de más lejos. En concreto, de gobiernos anteriores. Con Camps en el timón del Consell, el Ejecutivo incrementó de manera notable su deuda con entidades tanto nacionales como extranjeras. Además, una vez que el grifo del crédito se cerró, no dudó en impulsar otro tipo de medidas para lograr liquidez a corto plazo, como los fallidos bonos patrióticos.
