Primero arroja los papeles del despido al suelo y los pisotea media docena de veces como si estuviera xafant raïm. Luego los firma de forma resignada y se emociona de poner punto final a sus 16 años de trabajo en Canal 9. Y, tras un último paseo cámara al hombro por las instalaciones vacías de RTVV en Burjassot —donde sólo falta por ver una planta rodadora del desierto en este mastodonte que parece víctima de un ataque nuclear—, la trabajadora sale a la valla de acceso al recinto y es aclamada por sus compañeros entre gritos de «Fabra dimissió» y peinetas y cortes de manga destinados a los responsables del cierre de la televisión autonómica. Ése podría ser el resumen de un nuevo género televisivo creado ayer por la comunicadora y dirigente sindical de RTVV Júlia Sorní: la narración en directo del propio despido para que toda la sociedad valenciana (en la que han aumentado los parados en 346.200 personas entre 2008 y 2014) viva de forma pública lo que hasta ahora se consideraba un momento íntimo y privado de dolor: el despido.

Sin un guión elaborado y basado en la improvisación, con momentos de mayor o menor fortuna, el vídeo empieza con una declaración de la trabajadora mirando a cámara: «Hoy es el día de mi despido. Los liquidadores han decidido que parte del Comité de Empresa ha de irse a la calle, nos avisaron ayer y hoy estoy aquí para firmar la finalización de mi contrato». A partir de ahí, se suceden las escenas en un largo plano secuencia de 29 minutos sin cortes. En él, la trabajadora despedida aconseja: «Si alguna vez os encontráis con una cosa de este tipo, que a mi juicio es completamente ilegal, lo primero que tenéis que hacer es coger la carta de despido y pisarla un poco. Eso es fundamental». Tras percutir los zapatos sobre los folios, añade: «¡Uy, se ha quedado un poco sucia!». Al firmar la rescisión del contrato, estampa al pie de la última página «No conforme» y añade «#RTVVtornarà», con fecha de 26-3-2015. A continuación, firma la liquidación y añade: «No conforme. Falta percibir la cantidad indicada, más el plus de transporte de 2015».

Júlia Sorní añade ante la cámara que dejará intacta la indemnización por el despido. «Yo no pienso tocarlo porque es dinero de los valencianos que ha de volver a los valencianos, igual que pienso que los compañeros hemos de recuperar nuestro puesto de trabajo». En sus últimos momentos como empleada, proclama: «A mí lo que me gustaría hacer es mi trabajo, que era montar vídeos y lo hacía con una ilusión muy grande». Pero no podrá ser. Unos compañeros sindicalistas la abrazan y le dan besos. Ella se emociona. Oficialmente, ha dejado ya de trabajar en Canal 9.

En estos momentos quedan unos 90 empleados en la cadena: en documentación, mantenimiento de los repetidores, sindicalistas del Comité de Empresa, administrativos en el proceso de liquidación, portavoces, trabajadores del departamento económico y jurídico? El 1 de julio, todos los que tengan que marcharse ya habrán sido despedidos. Sólo quedarán 23 documentalistas y 7 de mantenimiento de la red de repetidores, que serán absorbidos por la Generalitat.

«Aquí, toda mi juventud»

Tras la firma en la cuarta planta, Júlia Sorní empieza su «volteta per la tele». Mientras entra a la redacción de Deportes y a algunas estancias de Canal 9, con algunos ordenadores encendidos, pasquines contra el PP pegados en la pared y las vallas naranjas que obstaculizan aquel pasillo que conduce a la sala de control y que simbolizó el final de RTVV antes de la desconexión, la ya extrabajadora comparte su emoción. «He pasado aquí toda mi juventud. Y bien: hoy es el último día. No sé si volveré alguna vez, pero RTVV volverá. Eso lo tengo súper claro. Y el día que encienda la tele y vea Canal 9 otra vez, una televisión plural, de calidad, que de verdad informe de las cosas que necesitan los valencianos, ese día para mí será la victoria».

Su caminata por el edificio continúa. Hasta que llega a su antiguo puesto de trabajo. «Estoy en Promos otra vez, que es donde trabajaba yo. ¡Qué fuerte! Aquí estaban mis compañeros: los guionistas, auxiliares, operadores», narra. «Adéu, tele», dice al pasar ante el estudio de informativos. La solemnidad del momento viene seguida de un comentario mucho más prosaico: «Tengo un problema muy grave ahora mismo: me he dejado el bolso en algún sitio y no sé dónde».

La excursión se acerca a su final. Después de arremeter contra el enemigo —«los liquidadores, fríos y calculadores; igual que los políticos, que parece que les resbala todo, sobre todo los del PP en esta comunidad»—, es recibida por sus compañeros antes de despedir la conexión. Maria Josep Poquet, expresentadora del informativo Notícies 9 y sindicalista, dedica una peineta con el dedo corazón levantado y dos cortes de manga a Fabra y los suyos. Entre besos y abrazos, la voz de un trabajador apela al sentido común: «Anem a esmorzar, que las penas con pan son menos».