María Oliver está convencida de que el «hartazgo» de la gente se traducirá en las elecciones del 24 de mayo en una transformación del panorama político en la Comunitat Valenciana. Tanto a nivel autonómico como local. La irrupción inesperada de la opción de Albert Rivera en el último momento le lleva a ser precavida en sus vaticinios, aunque advierte: «Ciudadanos es el PP, se ve claramente». «Hay que entrar y cortar la dinámica que hace que el ayuntamiento funcione de manera corrupta», señala. En su opinión, «los partidos no pueden ser agencias de colocación de los suyos». «No tiene sentido ir sobrecargando la administración con cargos a dedo, se supone que los funcionarios, que los hay muy preparados, están para desarrollar determinadas funciones independientemente de qué partido gobierne», esgrime Oliver, quien aboga por poner fin a la «cadena de favores» en que parece haberse convertido la política, con un clientelismo peligroso que amenaza con corromper el sistema. Cuando se refiere a los resultados que dejarán los comicios municipales habla siempre de un tripartito al frente del Ayuntamiento de Valencia. Es decir, Esquerra Unida, Compromís y Podemos. Al hacerle ver si no sería más factible pensar en un cuatripartito, con el PSOE, recuerda que preferirían «no tener que pactar con los socialistas». Las encuestas les sitúan dentro del consistorio con entre cinco y seis concejales. El primer objetivo de València en Comú será la regeneración de la vida pública con una auditoría del ayuntamiento; el impulso del empleo en las áreas de la sostenibilidad y la dependencia; los derechos sociales básicos en relación a la vivienda o la salud, tal como anunciaba hace unos días el candidato a la alcaldía, Jordi Peris. «Hay que abrir cajones y trabajar con transparencia, pero de verdad, para estar al servicio del ciudadano», incidía Oliver. m. m. valencia
