Aseguran que la custodia compartida no se impone. Que los jueces estudian los casos uno por uno y que la ley de Custodia Compartida ha supuesto que, desde 2011, un 40% de los progenitores hayan acordado esta medida de mutuo acuerdo. Por eso no entienden las voces que están en contra y la postura del PSPV, que ha vuelto a sacar a la palestra un debate que pensaban enterrado, al proponer la derogación de la ley. «La normativa solo implica un marco legal para poner a ambas partes en igualdad de condiciones porque, en un divorcio, nos encontrábamos con las de perder. No había negociación posible porque la fuerza la tenía la mujer», explican miembros de la asociación Custodia Compartida ¡YA!

No entienden a las entidades y colectivos que piden la derogación de la ley, pero conocen sus argumentos. «Ponen el punto de mira en la pensión, en maltratadores o en padres que incumplen el acuerdo, pero es como ir en contra de que la seguridad social pague las bajas por enfermedad porque hay personas que fingen depresión sin tenerla o que alargan al máximo su baja para no volver a trabajar. Hay que legislar para todos, para la mayoría, y establecer mecanismos de control», argumentan. Y es que para el colectivo, que luchó durante años por la aprobación de la ley de Custodia Compartida en la Comunitat Valenciana, «no es una cuestión de sexos» porque hay «malos padres y también malas madres». Por eso, defienden que lo que debe primar es «el interés y el beneficio del menor» y recalcan, una y otra vez, que la custodia compartida «no se establece de forma automática cuando no hay acuerdo entre las partes» ya que el juez «examina los casos uno por uno porque todos son diferentes». Por ello, desde la entidad rechazan un debate de «género» porque «esa no es la cuestión».

El argumento de aquellos padres que solicitan la custodia compartida para ahorrarse la pensión lo desmontan con rapidez con casos particulares. «Yo me divorcié en 2010 y en 2012 el juez estableció el régimen de visitas de una tarde con pernocta y fines de semana alternos. Me denegaron la custodia compartida porque había 15 kilómetros de distancia entre la casa de la madre y la mía. En noviembre de 2015 volví a pedir la custodia compartida y me la concedieron. Eso sí, para cuidar de mi hija me reduje la jornada, con lo cual tengo menos ingresos y gasto más, porque mi hija convive conmigo medio mes. Tengo menos dinero, pero me compensa. De todas las maneras posibles. Me niega a ser un padre ausente», asegura Manu Fernández.

La otra parte de la entidad la forma la familia del padre. Abuelos, tíos y primos que también ven sus visitas reducidas cuando la custodia del menor no es compartida. «Hay madres que también utilizan a su hijos para hjacer daño, y eso no es justo».