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Las listas tensan el PPCV pese a la orden de Génova de no cambiarlas

Betoret busca acomodo a Vicente Ferrer, su principal apoyo, tras el deterioro de su relación con Bonig

Las candidaturas nacionales del PP por la Comunitat Valenciana no experimentarán prácticamente ningún cambio respecto a las aprobadas para las elecciones del 20D. Génova no está por la labor de abrir este melón y así se lo ha trasladado a todas las direcciones provinciales. Ahora bien, esto no significa que la calma reine en el PP que dirige Isabel Bonig, donde el proceso electoral ha puesto al descubierto algunas grietas. De hecho, el 26J ha dado lugar a todo tipo de movimientos internos y ha sacado a relucir conflictos entre la dirección regional y las provincias.

La grieta más evidente está en Valencia y tiene que ver con el distanciamiento entre el presidente del PP en la provincia, Vicente Betoret, y buena parte de la cúpula regional. Las relaciones se han enfriado a raíz de que el barón provincial quedara salpicado por la operación Taula (fuentes judiciales sostienen que está siendo investigado), de tal manera que Betoret ha desaparecido de la foto de la cohesión interna.

Dirigentes del PP admiten que Betoret se ha quedado aislado y su relación con Bonig e incluso con el grupo popular en la diputación es mínimo. Su principal apoyo es el secretario provincial, Vicente Ferrer, el único que abiertamente defendió su continuidad en el partido aunque fuera imputado en Taula. Desafió la línea roja de Bonig.. Incluso afines a Betoret, como la diputada Belén Hoyo o la portavoz del PP en la diputación, Mari Carmen Contelles, ya no están en su círculo de confianza. La primera ha sido excluida del comité de campaña provincial, mientras que la segunda será codirectora junto con Ferrer de la campaña, aunque, según las fuentes consultadas, su relación con Betoret ya no es fluida. En este contexto, no es de extrañar que el barón provincial esté intentando dar acomodo a su mano derecha en las listas generales. Ferrer, tras años en el Congreso, se quedó sin escaño, ya que estaba en un puesto de no salida. Pero el margen es estrecho porque, en el mejor de los casos, el PP conservará los cinco diputados por Valencia. La cabeza de lista, Elena Bastidas, es intocable. A ella le siguen, por este orden, Belén Hoyo, Rubén Moreno, José Maria Chiquillo y Vicente Pérez. Moreno fue imposición de Génova. El único movimiento factible sería sacar a Gil Lázaro, crítico con su partido tras caer del Congreso. En todo caso, obtener siete diputados es un sueño para el PP ya que las últimas encuestas (anteriores a que la provincia ganará un diputado), vaticinaban que perdería el quinto diputado a favor de Ciudadanos.

El otro frente está en el Senado. El PP da por hecho la pérdida de tres senadores si prospera la lista conjunta de la izquierda. Solo Pedro Agramunt se salvaría y caerían las históricas Marta Torrado y Susana Camarero. La tercera tiene el respaldo de la secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal, que peleó para que estuviera en la lista el 20D. Está por ver si Cospedal presionará de nuevo para garantizarle un puesto de salida.

En Castelló, el conflicto está con el diputado Oscar Clavell, procesado por malversación y fraude en su etapa de alcalde de la Vall d'Uixó. Fue el sustituto de Bonig en la alcaldía y la lideresa ha sido su principal defensora. Al él no le aplica la línea roja al considerar que no está imputado por corrupción. Ahora bien, a punto de sentarse en el banquillo, es probable que la dirección nacional lo sacrifique. El barón de Castelló, Javier Moliner, no peleará por él.

El otro asunto polémico es el de Gerardo Camps, que también podría quedar imputado en Taula. Al PP de Alicante le gustaría prescindir de él, pero el exvicepresidente tiene anclajes en Madrid y no está imputado. Una línea roja preventiva sería muy arriesgada; en eso coinciden la regional y la provincial.

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