Uno de los lugartenientes de Serafín Castellano en el Camp de Morvedre, Emilio Máñez, ex concejal de Quartell y considerado como «el conseguidor» en la trama del Caso Avialsa, aseguró ayer ante el juez que los 34 billetes de 500 euros que le requisó la policía cuando fue detenido hace un año se deben a su empresa de excavaciones, según ha podido saber Levante-EMV de fuentes conocedoras de la declaración.

Máñez compareció ayer junto a su mujer y dos hijos ante el titular el Juzgado de Instrucción número 2 de Sagunt, Héctor Santamaría Ara, para responder por un presunto delito de blanqueo de capitales. A uno de los hijos de Máñez también se le imputa un supuesto delito de «falsedad en documento público». El exconcejal de Quartell explicó al magistrado que acumulaba los billetes de 500 euros porque todos sus trabajos los cobraba en metálico porque carecía de datáfono en su empresa. Máñez tampoco conservaba ningún recibo que justificara las entradas de dinero contante y sonante que utilizó, en parte, para comprar varias viviendas. Los billetes de 500 euros fueron encontrado por los agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional en una caja de seguridad de Bankia que contenía dos sobres con la inscripción «100.000» aunque sólo estaban los 17.000 euros que fueron incautados.

Máñez y sus familiares tuvieron que dar explicaciones sobre los dos áticos y una casa que compraron en Quartell. Ninguno recordaba cuánto pagaron por ellos, aunque los investigadores han acreditado que lo hicieron por un precio bastante inferior al del mercado. La familia Máñez compró los áticos por 125.000 euros cuando otros pisos en esa misma zona alcanzaron un precio de 175.000 euros. La familia del ex concejal de Quartell no ha podido justificar el origen exacto de 50.000 euros invertidos en la compra de estas viviendas.

El lugarteniente de Serafín Castellano, y encargado de recoger el rifle que el ex delegado del gobierno presuntamente obtuvo como regalo del empresario de los aviones antiicendios, también declaró que apenas conocía al dueño de Avialsa, Vicente Huerta, al que había visto en un par de ocasiones cuando realizó unos trabajos para Avialsa T-35. Sin embargo, Máñez admitió a Levante-EMV en 2015 haber «ido alguna vez, una, dos o tres veces» de cacería con Huerta, «igual que él ha venido a mi finca de Pozo Cañada».

Máñez sí que admitió una estrecha amistad con Francisco Alandí, el denunciante de la trama que ha acabado polimputado en varias piezas, con el que iba a cazar todas las semanas y que fue el que le propuso asociarse a Nova Osmond, la empresa donde recalaron varios miembros del caso Avialsa.

Por otra parte, el mismo Juzgado de Instrucción número 2 de Sagunt ha decidido abrir juicio oral contra el denunciante del caso Avialsa, Francisco Alandí, y un informático de la empresa Avialsa T-35 por un presunto delito contra la intimidad personal y otro contra la intimidad informática. El juez ha comunicado el auto de apertura de procedimiento abreviado a la Fiscalía y las partes para que se pronuncien, al tiempo que ha decidido sobreseer en esta causa el delito de revelación de secretos (por los documentos aportado por Alandí a la Fiscalía Anticorrupción y que permitieron abrir la investigación).