La «reestructuración» de los tributos propios de la Generalitat anunciada la semana pasada por el jefe del Ejecutivo valenciano, Ximo Puig, afectará principalmente al impuesto de donaciones y sucesiones. En concreto, según ha sabido este diario, el Consell trabaja en una propuesta para, de un lado, suprimir las bonificaciones fiscales en las donaciones entre padres e hijos reguladas durante el mandato popular; y de otro, aumentar la presión fiscal hacia quienes heredan grandes patrimonios. Los cambios en estos tributos están avalados por los expertos a los que la Conselleria de Hacienda encargó el pasado mes de abril un estudio sobre la reforma fiscal con el objetivo de aplicarla al ejercicio de 2017. A falta de algunos flecos, el documento está ya acabado y, según fuentes conocedoras del mismo, incluye los cambios en ambos impuestos que se plasmarían a través de la ley de acompañamiento de los presupuestos del año próximo.

En principio, la propuesta que el conseller de Hacienda, Vicent Soler, tiene encima de la mesa pasa por acabar con las exenciones fiscales en las donaciones cuando los sujetos tienen parentesco entre sí. Por ejemplo, una donación de padre a hijo. Así, en la actualidad están libres de tributar aquellas cuyo valor es inferior a 100.000 euros. A partir de esta cantidad, existen bonificaciones de hasta el 75% del valor de lo donado.

Por otro lado, el Consell estudia un cambio en la tributación de las herencias que, en la línea de lo avanzado por el presidente Puig, aumentaría la presión fiscal sobre aquellos que más propiedades pueden acumular. En la actualidad, heredar un gran patrimonio puede contar también con importantes descuentos a la hora de tributar: hasta un 75% a partir de los primeros 100.00 euros. El Consell trabaja con la idea de ampliar la cantidad a partir de la cual no se tributa por la herencia, pero a cambio se reducirían de forma sensible las bonificaciones. La conclusión es que aquellos que hereden grandes fortunas tendrían que pasar por caja y pagar mucho más que lo que hacen ahora. Según los expertos se estima que 95% de las grandes herencias no tributan.

Las fuentes consultadas indicaron que desde la Conselleria de Hacienda se ha descartado tocar otros impuestos propios como es el que grava la compra venta de la vivienda, el conocido como impuesto del ladrillo. El impuesto de transmisiones patrimoniales ya sufrió con el Consell popular un importante incremento ya que el ti po que actualmente se aplica (el 10%) es muy elevado.

Cambios en el IRPF

En principio, la reforma fiscal podría acabar afectando al tramo del IRPF que gestiona la Generalitat. Lo haría en la línea que defendió la semana pasada Puig: aumentar la progresividad del impuesto, de tal manera que aquellos que tengan mayores rentas tengan que pagar más, mientras que las rentas bajas y medias vean reducida la presión fiscal. Otra cosa es el impacto que este cambio tenga en las arcas autonómicas.

El Consell de Fabra, con Juan Carlos Moragues de conseller de Hacienda, ya aprobó para 2015 una reforma del tramo autonómico del IRPF con una filosofía similar, si bien el PP hizo hincapié en que el propósito era aliviar el bolsillo de los que menos ganan. La reforma, introducida al calor de la que a nivel estatal aprobó el Gobierno de Rajoy, supuso tan sólo un ahorro a los contribuyentes de 12 millones de euros.

Pese al escaso impacto en las arcas autonómicas, la reforma soliviantó al ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, que echó en cara al Consell que bajara impuestos mientras se quejaba de falta de financiación y solicitaba el rescate del FLA.