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Reserva de Valdeserrillas

El segundo bisonte decapitado estaba a tres kilómetros del otro

El director de la reserva localizó el cadáver, con la cabeza muy cerca, por lo que no se descarta que se desprendiera por la acción de los buitres

El segundo bisonte decapitado estaba a tres kilómetros del otro

A tres kilómetros del área de los comederos. Allí fue encontrado el segundo bisonte de la reserva de Valdeserrillas, en Benagèber, con la cabeza también separada del tronco. A su lado, la cabeza desprendida del tronco, posiblemente también a hachazos, como sucedió con el líder de la manada, Sauron, hallado hace ahora una semana. En las inmediaciones se encontraban los otros dos ejemplares que llevaban desaparecidos desde el viernes pasado, cuando el director de la reserva descubrió el ataque a los animales.

Fue precisamente el responsable del recinto, Carlos Álamo, quien encontró el cadáver del segundo bisonte y a los dos desaparecidos en torno a las ocho de la tarde del miércoles. Envió un mensaje a través de Whatsapp al equipo del Seprona de la Guardia Civil de Chelva, que acudió ayer por la mañana a inspeccionar el cuerpo y tomar muestras que serán analizadas en busca de algún veneno, como ya se está haciendo con las de las vísceras de Sauron.

Álamo explicó ayer a Levante-EMV que cree que el segundo animal podría ser un macho bautizado como Troll, aunque el hecho de que ya no conservase el identificador «lo hace más difícil». Según el director de la reserva, apenas quedaba el esqueleto y algunos restos de tejido «por la acción de los buitres», que han tenido casi una semana para devorar el cuerpo sin vida del herbívoro.

De hecho, así como en el primer caso está claro que los autores del salvaje ataque utilizaron un hacha para decapitar al bisonte líder de la manada, en este caso existen dudas. Álamo sospecha que en el caso de Troll, de confirmarse que es ése el segundo ejemplar muerto, podría no haber sido decapitado, sino que la cabeza se hubiese desprendido del tronco precisamente por la acción de los carroñeros, que se ceban primero con las partes blandas del animal.

Fuentes próximas a la investigación confirmaron ayer a este diario que la cabeza del segundo bisonte estaba en el lugar, muy próxima al cuerpo y que, en principio, las señales en los restos del bisonte no permitían inferir el uso de un hacha, como sí se había ocurrido con el primer ejemplar.

Pendientes de los análisis

Por tanto, la tesis es que el segundo macho pudo morir como consecuencia del envenenamiento. La Guardia Civil localizó el viernes de la semana pasada, muy cerca del comedero principal de la manada, una bola de goma con una sustancia en su interior de apariencia tóxica.

Ese producto, así como las muestras de las vísceras de Sauron están siendo analizadas en un laboratorio para ponerle nombre a la sustancia. Ayer aún no habían concluido los análisis.

Las mismas fuentes aseguraron a este periódico que ni los cinco bisontes que permanecían en la reserva tras el incidente ni los dos hallados el miércoles con vida cerca del cadáver del segundo ejemplar muerto presentan síntomas de envenenamiento. Eso sí, todos ellos presentan señales de baja nutrición, aunque no está claro si obedecen a una alimentación deficitaria o si llegaron a ingerir el tóxico y eso inhibió su apetito.

Aunque los investigadores no descartan aún ninguna hipótesis, fuentes de toda solvencia consultadas por este diario explicaron que una de las teorías que se manejan es que alguien envenenase los bisontes con un afán de venganza contra la reserva. Tampoco se descarta que quien se llevase la cabeza lo hubiese hecho para conservar la cornamenta del líder de la manada a modo de trofeo.

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