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Entrevista

Vicent J. Martínez: "La Universitat necesita un gobierno menos anquilosado y con más imaginación"

«Estoy en condiciones de aglutinar ese grupo, sin duda mayoritario en este momento, que está por ilusionar a la gente en la UV»

Vicent J. Martínez: "La Universitat necesita un gobierno menos anquilosado y con más imaginación"

¿Por qué vuelve a presentarse a las elecciones a rector?

La decisión se tomó hace tres años. Nosotros queríamos cambiar el rumbo de La Nau, de la Universitat, y lo queremos seguir haciendo. Entonces recibimos muchísimos apoyos y unos resultados francamente buenos con el 41 % del voto ponderado. Todo el mundo nos animó a que eso fuese el principio de una gran aventura, y la aventura continúa. Es un ejercicio de coherencia y responsabilidad, pues no aparecer ahora significaría que aquello fue una experiencia fallida. Como dice Kavafis, «nos enriquecimos mucho en el camino» y ahora podemos estar en condiciones de aglutinar ese grupo, que en este momento es sin duda mayoritario, que está por ilusionar a la gente en la Universitat y por recuperar muchos de los espacios que hemos ido perdiendo en los últimos años por las circunstancias, por los recortes, por el entorno externo...

¿Liderará ese movimiento por el cambio que propone?

Lo importante es que seamos capaces de articular una candidatura amplia, que aúne los esfuerzos de la gente que quiere este cambio. Y quizás lo menos importante es quien sea el candidato en concreto. Ya lo dije en las pasadas elecciones, y lo vuelvo a repetir: yo no soy imprescindible. Podría haber una candidata u otro candidato que reuniera mejores condiciones para llevar a cabo ese proyecto y yo, entonces, me haría a un lado perfectamente. Cuando estamos ya en el año que se deben convocar las elecciones, lo necesario es que empecemos a hablar de lo que queremos hacer, de las ideas, del qué. Y luego vendrá el cómo y, finalmente, hablaremos de las personas. No soy imprescindible pero estoy para lo que haga falta. Si tengo que ser el candidato, lo seré.

¿Por qué cree que necesita un nuevo rumbo la Universitat?

Porque en muchos aspectos ha perdido. Y eso, por ejemplo, queda bien reflejado, en nuestra posición en los rankings internacionales. Para mí no es una obsesión el mirar estas clasificaciones pero evidentemente apuntan algo. Son, digamos, el diagnóstico de una situación. En los últimos siete u ocho años hemos sufrido un descenso bastante notable, no solo en el marco internacional donde aquí la responsabilidad de los recortes de Wert y los gobiernos posteriores juegan un papel, sino sobre todo en comparación con universidades de nuestro entorno y otras del resto de España. Esto es algo que hay que revertir, pues están poniendo de manifiesto el deterioro de nuestra actividad universitaria en muchos aspectos.

¿Cómo explica el declive en los principales rankings (Shanghái, Times Higher Education, QS)?

Aquí influye la pérdida de profesorado, la precariedad en los contratos, el colapso en las promociones, el incremento abrumador de las horas de docencia de un sector del profesorado, el envejecimiento de la plantilla docente e investigadora, el descenso del personal posdoctoral, la disminución de la calidad de la docencia abrumada por la burocracia, el retroceso en la empleabilidad de nuestros egresados... Y todo esto se tiene que corregir. Tengo también muy claro que desde la posición del gobierno de la Universitat se pueden hacer muchas cosas y para eso hace falta entrar con energía, con ilusión, con ganas de cambio y, por encima de todo, con un respaldo muy mayoritario.

¿Se puede revertir esta tendencia a la baja?

El profesorado necesita en este momento cosas que le ilusionen. Tenemos un profesorado muy bueno, excelente, pero que para revertir esta tendencia de los rankings internacionales necesita incentivos que le potencien para hacer todavía mejor el trabajo que le gusta, sin verse por ello ahogado en un mar de burocracia.

Usted rompió moldes al atreverse a disputarle a un rector su continuidad en su segundo y último mandato de cuatro años. Ni Ramón Lapiedra, ni Pedro Ruiz, ni tampoco Francisco Tomás tuvieron rival en sus segundas elecciones. ¿Valió la pena?

¡Muchísimo! La verdad es que recibimos muchísimos aplausos solo por el hecho de saltar a la arena, por el ejercicio de abrir puertas y ventanas y de que hubiera debate, de que se plantearan ideas. El mismo equipo del rector Esteban Morcillo tuvo que replantearse su propia estructura y objetivos programáticos. Eso sirvió mucho para que la Universitat no perdiera la oportunidad de debatir en un momento crucial. La verdad es que también tenemos que reconocer que cometimos errores, que empezamos tarde, pero aún así estuvimos muy cerca pues recibimos 2.254 votos sobre un total de poco más de 5.000.

El reto que asume ahora es grande, pues nunca ha ganado las elecciones a dirigir la Universitat alguien que no sea el «delfín» del rector saliente...

Me gusta que me haga esta pregunta. Esto efectivamente es romper moldes y yo creo que en la UV sería bueno el cambiar un poco de aires, el rejuvenecer, el renovar... Debemos de ser capaces de generar un gobierno universitario más ágil, menos anquilosado y con más capacidad de presentar alternativas. Necesitamos, pues, un equipo con más capacidad de imaginación para no reproducir los esquemas de siempre.

El Personal Docente e Investigador (PDI) doctor y con vinculación permanente -profesorado contratado laboral, Titular de Universidad y catedráticos- tiene la llave con el 51 % del voto ponderado. Hace tres años este colectivo se decantó por Morcillo de una forma clara...

Los colectivos que apoyaron más a Morcillo, el PDI con vinculación permanente y el PDI no doctor o sin vinculación permanente -profesores ayudantes, ayudantes doctor y asociados-, lo hicieron pensando que era lo mejor para la Universitat. Sin embargo, en estos tres años no han visto en muchos casos satisfechas sus reivindicaciones legítimas. Por ejemplo, tenemos todo el colectivo de profesores acreditados a Titular de Universidad (TU) o a catedráticos que, no sólo por la tasa de reposición sino también por la forma en que ésta se ha gestionado, han visto mermadas sus expectativas de progresar en la carrera docente en un plazo razonable. Muchos de estos docentes nos han contactado y nos han dicho que les hubiera gustado otro tipo de política. Eso nos anima porque aunque el marco presupuestario en el que se mueven las universidades es muy complicado, evidentemente cada rectorado pone sus prioridades.

¿Cómo habría gestionado usted la tasa de reposición del 10 % impuesta por el Gobierno?

Se ha jugado mal con la tasa de reposición. Ha habido universidades que han tratado de conservar durante más tiempo al profesorado que llegaba a la edad de jubilación voluntaria ofreciéndole condiciones para que se quedara en el momento en el que la tasa era del 10 %. Pues, si se iban necesitabas 10 para generar una sola plaza. Sin embargo, ahora obtienes una plaza por cada jubilación.Esa espera de dos o tres años habría sido clave para tener ahora 150 plazas.

¿Qué propone para atraer al Personal Docente e Investigador de la UV hacia el cambio?

Este colectivo tiene varios problemas. Uno de los más serios es que los profesores que tienen sexenios de investigación están con un nivel de docencia más bajo, mientras que los que no tienen el último sexenio vivo y últimamente están más dedicados a la docencia están castigados a impartir 29 créditos. Esto es una barbaridad porque son muchas horas de clase. Hay un porcentaje amplio de este profesorado sobrecargado de docencia al que le interesará saber que es posible poner las prioridades en los recursos de la Universitat de València para tratar de volver a los 22 o 24 créditos como máximo. También es posible tener una política seria donde la promoción del profesorado sea algo que este bien establecido y no una carrera de obstáculos.

El Consell de Govern de la Universitat ha retirado la exigencia de estar en posesión del «Mitjà» de Valencià para promocionar de profesor titular a catedrático o para contratar a nuevo profesorado. ¿Comparte esta decisión?

Yo creo que en el tema del incremento de la docencia en valenciano hay que hacer las cosas de manera distinta. Para mí es muchísimo más importante que exista entre el profesorado una afección por el valenciano, un aprecio, un deseo de conocer y usar la lengua que no una obligatoriedad de tener un título. Utilizar esto como un elemento para incrementar la docencia en valenciano no garantiza una correlación directa, más bien al contrario. Tengo colegas que tras conseguir el requisito del Mitjà me han dicho: «este es el último día que hablo valenciano».

Entonces, ¿cómo incrementará la docencia en valenciano ?

Nosotros haríamos una política de incremento de la docencia en valenciano en positivo. Si tú exiges el valenciano para entrar como profesor ayudante, estas limitándote a una región. Si ya tienes garantizada la docencia en esa lengua y lo que quieres es buscar un profesor de calidad, tienes que abrirte de manera que puedan participar no sólo valencianos, catalanes y mallorquines, sino también gente de Madrid, Galicia, Reino Unido, Francia... Que después, como está pasando en otras universidades europeas, deberá aprender las lenguas de la Universitat. Y esta gente además vendrá, y la experiencia nos lo dice, con la disposición de aprender lenguas si se lo facilitamos. Lo que no podemos es perder la oportunidad de captar a los mejores profesores poniendo el valenciano como requisito de acceso. Una vez dentro, lo que tenemos que hacer es contagiarlos con el amor a la lengua y con la capacidad de llegar a más estudiantes. Esto hay que hacerlo en positivo, de manera que consigamos el objetivo y no lo contrario.

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