La casa de la Barraca d´Aigües Vives (Alzira) ha sido el centro de operaciones de la familia Blasco durante los últimos 15 años, desde que una constructora regada con decenas de millones de euros públicos hiciera la reforma. La mansión fue decorada con decenas de obras de arte moderno, muchas de ellas de autores que han expuesto en el IVAM.

En esas comidas entre el padre, Rafael, el tío, Francisco, y los sobrinos y nietos, se hablaba de todo. De política, de deporte, de gastronomía, pero sobre todo, de negocios. Que era a lo que se había dedicado la familia tras su expulsión de la vida pública después de reventar el PSPV en la Ribera y de sucesivos escándalos de corrupción que acabaron con Rafael Blasco entre rejas.

Antes, Paco Blasco fue alcalde de Alzira y presidente de la Diputación. Rafael, policonseller y síndico del PP en las Corts y Gisela Blasco, concejal. Para Sergio Blasco dejaron la gerencia del Hospital General de València y su esposa pasó una temporada por la UPV. Consuelo Ciscar fue alto cargo y directora del IVAM.