Los regalos y los «enchufes» de militantes del PP en Emarsa, la empresa pública que gestionaba la depuradora de Pinedo, fueron habituales entre los años 2004 a 2010. El que fue director financiero de la compañía durante esos ejercicios, Enrique Arnal, confesó ayer a preguntas de la fiscal que se llegó a pagar con dinero público los muebles de su vivienda en Ibiza.

Además, y como se contó durante la fase de instrucción, también se benefició de obsequios de lujo y de reparaciones en coches y obras en sus inmuebles. Arnal también confirmó lo que han venido contando otros acusados y es que Emarsa se convirtió en una sociedad instrumental «al servicio del PP».

Ayer le tocaba el turno a Arnal para declarar en la séptima sesión del juicio por la pieza principal del caso Emarsa. El acusado, quien ya fue condenado a dos años por alzamiento de bienes en una pieza separada, se enfrenta ahora a siete años de prisión por delitos de malversación y falsedad, tal y como le reclama la Fiscalía.

Lo primero que explicó al tribunal es que Emarsa, entidad en la que estuvo trabajando desde 1995 hasta 2010, era «política» y que Enrique Crespo pidió a Esteban Cuesta que los cargos directivos «fueran del PP» y que existiese «estricta confidencialidad» con los proveedores porque «muchos eran amigos».

«Por este motivo me pidió, o que me afiliase al partido, o que siguiera las directrices del partido», dijo. cabe recordar que Arnal perteneció a Unió Valenciana y llegó a la dirección de las finanzas de la depuradora de Pinedo tras renunciar a ser candidato a la alcaldía de Montcada, cuando el PP y el partido que fundó Vicente González Lizondo cerraron decenas de partos entre 1991 y 1999.

El acusado, quien aclaró que su superior jerárquico era Cuesta «pero también los superiores de la Emshi», indicó que Emarsa era una empresa «política» con financiación pública que se ha regido por «directrices políticas de partido. No por directrices de políticas de Estado», aseveró. Y esta manera de actuar ya existía «antes de la llegada de Cuesta», aseveró.

Cuando entra Cuesta en Emarsa, prosiguió, al principio le quiso despedir por «órdenes» de Crespo y éste le señaló que tenía una instrucción «muy, muy clara de Crespo» de despedirle porque éste quería que los cargos directivos de la empresa fueran «única y exclusivamente del PP», reprodujo.

Asimismo, afirmó que como él no quiso marcharse sin ningún tipo de indemnización, el exgerente le propuso, o bien afiliarse al PP, o «cuando menos seguir las directrices políticas del partido». «Yo le dije que no me iba a afiliar al PP, pero sí acepté seguir las directrices porque era algo que no me venía de nuevas», afirmó.

Por otro lado, el acusado se refirió a los «regalos» que solía hacer el exinformático Sebastián García, conocido como «Chanín». «Él era uno más de esos compromisos políticos que tenía Emarsa y era conocido como el subgerente. Siempre hacía muchos regalos a mucha gente de dentro y fuera de la empresa y eso se sabía», expuso. El acusado indicó que en ocasiones le preguntaba por la elevada facturación que hacía y éste le respondía que eran «cosas del partido».