«Nos agredieron, nos escupieron, nos golpearon». Así relata M.ª Ángeles, la denunciante de la «iaiaflauta» detenida la semana pasada por un delito de odio y lesiones, el episodio que vivió el pasado 1 de octubre. Aquel día, un grupo de manifestantes se concentró frente al Ayuntamiento de València en apoyo al referéndum catalán y en contra de la violencia policial que se había vivido durante la jornada en Cataluña. Según narra la denunciante, el grupo se «abalanzó» sobre ella y su marido cuando volvían de hacer unas compras.

«Estábamos andando por la acera del ayuntamiento. Es cierto que por la mañana estuvimos manifestándonos y llevaba dos banderas de España en el bolso. Vimos a este grupo, gritando, vociferando y sí, me dio coraje... lo reconozco», explica M.ª Ángeles. «Así que saqué mi bandera de España, pero no me dio tiempo a sacar las dos. Esta señora -la «iaiaflauta»- se me puso por delante, instigando a los demás a pegarnos, escupirnos... llegamos a casa hechos unos harapos», relata la denunciante, quien asegura que le llegaron a desgarrar el vestido que llevaba.

El vídeo como prueba

La afectada aportó a la denuncia ante la Policía Nacional un parte de lesiones y una grabación, a la que ha tenido acceso este periódico y en la que se observa cómo la pareja camina por la calle de la Sangre de València mientras los manifestantes, «unos 200», les siguen. «Lo más fino que nos dijeron fue 'escoria' y 'asesinos'. Nos llamaban putos fascistas y españoles de mierda», lamenta M.ª Ángeles.

«El ataque fue terrible. Es demencial. Yo no podía hablar porque estaba afónica. Mi marido no dijo nada. Les hice todas las peinetas que pude, eso sí. No tengo por qué negarlo, pero lo de ellos era algo desproporcionado. La 'iaiaflauta' se hartó de insultarme», apunta la demandante, quien asegura que sufre secuelas desde aquel día y que le da miedo salir sola a la calle.

Según relata, «el acoso comenzó debajo del balcón del ayuntamiento, pero duró varios metros», hasta que un policía local les escoltó por la calle de la Sangre y hasta que encontraron a dos patrullas de la Policía Nacional en el cruce con San Agustín. «Yo no iba a correr, no quería denotar miedo», explica. Cuando llegaron ante los agentes llamaron a una ambulancia, «pero como tardaba mucho acabé entrando a una farmacia», relata la afectada. «Me dio un ataque de ansiedad y tuve que entrar a una farmacia a tomarme una pastilla para controlar la tensión», detalla.