Tal como publicó ayer Levante-EMV, ser un niño de origen extranjero e intentar jugar en las ligas federadas en España es prácticamente misión imposible. La ingente cantidad de burocracia que se solicita impide que los menores puedan practicar este deporte que les permite un desarrollo físico y psicosocial fundamental para su desarrollo como personas. "Al trabajar el deporte, fomentamos valores tan positivos como la solidaridad, el trabajo en equipo y la competitividad sana", así lo explica Javier González, psicólogo y miembro de la directiva del equipo No Sólo Fútbol de Sagunt.

Dentro de este equipo tienen ocho casos de pequeños con origen extranjero que no pueden conseguir la ficha federativa por la cantidad de papeles administrativos que les exigen. Este lío burocrático aleja a los menores de una actividad sana y les afecta emocionalmente, ya que después del sacrificio y el trabajo que se realiza entre semana con los entrenamientos "se les priva del premio, que son los partidos de los domingos", señala González. Esta exclusión les puede "perjudicar en la autoestima", explica el psicólogo, "y puede llevar a actitudes tan poco deseables como el absentismo, la pérdida de contacto con los compañeros o la búsqueda del placer en otras actividades poco saludables". La frustración es uno de los sentimientos más comunes entre los niños afectados por la demanda de la FIFA. "Ellos no entienden que por culpa de un papel no puedan jugar a un deporte que les apasiona", señala González. Sobre todo tratándose de deportes de base que no tienen ningún ánimo de lucro.

Paradoja legislativa

Se da la circunstancia de que los requisitos que marca la federación internacional de fútbol son diametralmente opuestos a los principios de la Ley del Deporte de la Comunitat Valenciana, que busca la integración de los pequeños a través de la actividad deportiva. Una situación que preocupa a Josep Miquel Moya, director general de Deportes de la Generalitat: "esta situación incumple claramente nuestra normativa autonómica porque hay discriminación".

Moya entiende que la actitud de la FIFA pretende evitar los casos de "tráfico" de futbolistas menores de edad en el fútbol profesional, pero "esto no es lo mismo". Y es que, según explica el director general de Deportes, "hay hasta 70 casos diferentes de inscribirse" según las circunstancias personales. "Eso es una locura", añade.

Al parecer ya se está trabajando para revertir la situación, aunque el gobierno autonómico reconoce que no tiene competencia en esta materia. El Consell ya ha hablado con la federación valenciana para que, por su parte, lo haga con la española y estos al organismo internacional.

El 'caso Angelo'

De procedencia italiana, Angelo tiene 12 años, "cumple 13 la semana que viene", explica su madre Eleonora. Juega en el equipo saguntino No Sólo Fútbol y "es uno de los grandes goleadores", comenta orgulloso Javier Alcaina, responsable de esta agrupación deportiva.

El inicio de Angelo en el fútbol viene marcada por una necesidad física "para que alcance un mayor desarrollo muscular" y porque al pequeño "le hace feliz", en definitiva. Además, según explica su madre, le ha ayudado a quemar energías, a relacionarse con niños de otras culturas, a aprender a respetar y a abrir su mente.

Y pese a que Angelo ya estaba federado en Italia, de donde llegó junto a sus padres hace casi tres años, un «follón» de papeles le impide competir en España.

"Hemos gastado un montón de dinero y tiempo para solucionar este problema. Mi marido llegó hasta a desplazarse a nuestra localidad de origen, cerca de Nápoles, para pedir uno de los documentos que nos solicitan, pero no hemos conseguido nada", cuenta Eleonora desesperada.

Lo peor de esta espera es sin duda el impacto que está teniendo en Angelo quien, según su madre, se siente "derrotado. Incluso está pensando en dejar el fútbol".

Una situación incomprensible cuando se trata de jóvenes que solo quieren disfrutar del deporte. El dinero, aunque sea por una vez, no tiene nada que ver.