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La relación con la C. Valenciana

Un amor por València que Gürtel truncó

Rajoy fue catapultado en el congreso del PP de 2008 en València, pero después redujo sus visitas y dio la espalda a Camps Génova impuso un cordón sanitario al PPCV al estallar la corrupción

Portadas de Levante-EMV en las que se aprecia la relación entre los líderes del PP

La relación de Mariano Rajoy con la Comunitat Valenciana ha sido una montaña rusa de sentimientos y visitas. Pasó del todo a la nada y en esta última etapa, sólo ha pisado tierra valenciana para actos de partido y lo estrictamente necesario.

Hasta 2010, Rajoy, candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones de 2011, apostaba firmemente por Francisco Camps como candidato a liderar un nuevo mandato al frente de la Generalitat.

El dirigente valenciano había sido un puntal clave para que Rajoy ganara el congreso de los populares de 2008. Un evento en Feria Valencia que acabó en los tribunales.

La C. Valenciana había sido el feudo de Mariano Rajoy, un lugar donde siempre era bien recibido y que contaba con su amiga Rita Barberá como anfitriona. Una época dorada de mayorías absolutas que se vio truncada con la explosión del caso Gürtel.

Tardó en reaccionar y su confianza en Camps se prolongó hasta bien entrado 2010. Aunque, eso sí, donde antes hubo viajes a las tres provincias y mascletaes en en el balcón del ayuntamiento, ahora solo había palabras desde la distancia. En mayo, aseguró que Camps «será candidato, diga la Justicia lo que quiera».

En una entrevista a Levante-EMV ese año, preguntado por si Camps repetiría pese a los indicios de ser imputado por el caso de los trajes, dio por sentado que sería el candidato. Pero Camps se sentó en el banquillo y pese a ganar las elecciones, la distancia estaba marcada. Él mismo sacrificó a Camps meses antes de llegar a la Moncloa en diciembre de 2011.

Le sucedió Alberto Fabra, pero la relación política con la C. Valenciana nunca se recuperó. Tampoco fue bien vista desde Moncloa la línea roja que el castellonense marcó desde el Consell contra la corrupción y, desde entonces, solo vino a lo estrictamente necesario. Desde Génova se impuso un cordón sanitario a todo lo que llegara de València, donde los cargos populares comenzaron a tener problemas judiciales.

Tampoco desde 2015, ya con el gobierno del Botànic, Rajoy no ha visitado institucionalmente a Ximo Puig aunque sí se dejó ver de forma oficial en el aeropuerto Elx-L'Altet y el estreno del AVE a Castelló. La tercera visita le llevó a Alicante, quince días después de que los populares recuperaran la alcaldía y Luís Barcala se hiciera con la vara de mando. Este tipo de visitas le han llevado a cosechar fuertes críticas del presidente Puig y de la vicepresidenta Mónica Oltra por gobernar de forma «partidista».

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