Pedro Sánchez y Pablo Casado acuden a su primer encuentro como presidente del Gobierno y jefe de la oposición con maletas cargadas de propuestas de acuerdos de Estado. Pero ninguno lleva la financiación autonómica entre sus prioridades, según lo avanzado en las últimas horas por sus equipos. Mucha inmigración y mucho desafío catalán, pero no cala la idea del Consell de que no hay un problema de Cataluña, sino un problema territorial que empieza por una deficitaria financiación de las autonomías.
El nuevo presidente del PP se fue ayer a Algeciras y Ceuta. Desde allí enumeró «las cuestiones importantes» para España sobre las que propondrá hoy al líder del PSOE un consenso de mínimos. Citó la inmigración en primer lugar y luego habló de los compromisos económicos internacionales sobre déficit, techo de gasto y política fiscal. Y se refirió en política territorial a evitar cesiones a los independentistas catalanes y rechazar el acercamiento a Euskadi de presos de ETA.
Por la otra parte, el Gobierno ya ha anunciado que pondrá sobre la mesa un paquete de acuerdos de Estado para los que pide «altura de miras». Esos asuntos que pide sacar fuera de la confrontación partidista, serían inmigración, Cataluña, violencia machista, Europa e infraestructuras, según lo trasladado desde el Palacio de la Moncloa.
Con esta agenda, quienes salen ganando son los territorios que resultan beneficiados con el reparto actual de fondos: el frente del norte, liderado por el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo. Es el principal referente autonómico del PP y un peso pesado en el partido, como se ha comprobado en el reciente proceso de primarias, con los dos candidatos buscando con denuedo el abrazo del gallego.
Si el PP ya demostró en el Gobierno que la financiación autonómica era un asunto no urgente que podía meterse en el cajón, el nuevo Ejecutivo de Sánchez ha evidenciado en estas semanas tener muchas dudas sobre el camino a seguir.
Aunque la ministra de Hacienda, Marías Jesús Montero, ha modulado el mensaje inicial del presidente de que era inviable una reforma del sistema en esta legislatura, existen vacilaciones frecuentes en las declaraciones de miembros del Gobierno sobre si es un objetivo para antes de 2020, cuando vence el actual mandato. El mismo presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla (otro de los grandes beneficiados por el modelo vigente), dijo el martes tras reunirse con Sánchez que no observaba predisposición para abordar ya el asunto.
La lista de prioridades para el encuentro de primer nivel de hoy es el último indicio de que la financiación autonómica, un asunto ciertamente complejo y con muchas aristas, no está en condiciones de ser materia de un gran acuerdo con el PP.
Mientras tanto, la oposición en la Comunitat Valenciana ha encontrado un filón en las contradicciones entre el discurso actual del Gobierno socialista y el de hace unos meses de Sánchez. Rubén Ibáñez (PP) dijo ayer que el presidente «le hace la cobra a Puig» en materia de financiación y acusó a este, que ayer se reunió en València con el ministro José Luis Ábalos de ser el responsable de «la burla», a pesar de que el Gobierno de Mariano Rajoy tampoco resolvió el problema. Para Ciudadanos, el resultado del último Consejo de Política Fiscal es otra «bofetada» a la C. Valenciana.
