Una vez controlado el incendio que durante cinco días ha arrasado 3.270 hectáreas en un total de siete municipios de las comarcas de la Safor y la Vall d'Albaida (Llutxet, Gandia, Pinet, Barx, Ador, Quatretonda y Ròtova), toca empezar a gestionar el futuro de las 30 familias cuyas viviendas se vieron afectadas por el infierno en el que se convirtieron las urbanizacoines de Marxuquera, en Gandia, la noche del pasado martes.

La ciudad ya tiene preparadas más de una treintena de pisos para que aquellas personas que hayan perdido su primera residencia se instalen el tiempo que necesiten. Existen alrededor de 30 familias cuyas casas quemadas eran su primera residencia a la que no pueden volver porque no hay ni suministro eléctrico ni agua. Entre estas existen diferentes casuísticas. Están las que lo han perdido todo, que serán las primeras en ser realojadas en un espacio permanente, las que tienen daños que pueden ser reparados a medio o corto plazo y los que tienen las casas intactas, que volverán en cuanto se repongan los servicios.

Ayer, la alcaldesa de la ciudad, Diana Morant, anunciaba que el ayuntamiento ponía a disposición de los afectados un total de 16 pisos de titularidad municipal, más otros 18 privados que han sido cedidos por una empresa. «Desde el primer momento, el gran horizonte de nuestra gestión ha sido salvaguardar a las personas, atenderlas y darles cobijo», señalaba la alcaldesa.

A primera hora de la tarde de ayer, se abría, de forma restringida, la carretera CV-675 entre Gandia y Barx. Los vecinos de Montesol, Monte Pino y Las Cumbres pudieron volver a acceder a sus viviendas de forma controlada pero no quedarse allí.

Entre ellos estaba el ciudadano francés Pierre Courtehoux. Su casa, ubicada en Monte Pino, no sufrió daños. El jardín sí. Cuenta la incertidumbre que vivió hasta saber si lo había perdido todo, que se incrementaba con la imposibilidad de acceder al lugar. «Hasta que no lo ves con tus propios ojos no te quedas tranquilo. Te cuentan muchas noticias que son mentira. A mí me dijeron que mi casa se había quemado», indicaba. En su caso ya había accedido a la vivienda anteayer para «dar de comer al gato» que, explica, «estaba vivo dentro de casa porque yo cerré todo». Ahora le queda por delante un trabajo de limpieza de su jardín «y luego dejar a la naturaleza actuar». A su entender, «las casas que han ardido es porque no tenían el entorno limpio».