Una, dos, tres... así hasta nueve. Es el número de fosas comunes que se han abierto en los últimos años en la Comunitat Valenciana, ocho de ellas en el cementerio de Paterna. En la última de estas se ha empezado a trabajar esta mañana. Es la 112, en la que se espera encontrar los restos de un centenar de víctimas asesinadas por el Franquismo, provenientes de diferentes municipios, en su mayoría de la Safor, la Ribera o l´Horta. De confirmarse estas cifras, sería la mayor fosa común abierta, ya que en la anterior, la 128, finalmente se encontraron menos restos de lo previsto, como también ha ocurrido en la 94.

Los trabajos se han iniciado después de que el ayuntamiento de Tavernes de la Valldigna obtuviera una subvención de la Diputación de València de casi 90.000 euros (89.719 euros) e hiciera una aportación hasta los 95.700 totales, y tras una larga lucha de la asociación de familiares. Los trabajos de exhumación se prevé que duren de dos a tres meses, y el análisis genético de los restos, que realiza la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid, se alargará entre un año y medio y dos, ya que también están en proceso de identificación las muestras de las fosas abiertas anteriormente (82, 92, 113).

Carmen Gómez, presidenta de la Asociación de Familiares de Víctimas del Franquismo de la Fosa Común 112 de Paterna, ha mostrado su satisfacción, llegado el día que tanto esperaban. "Hemos dado un paso muy importante. Nuestros familiares están enterrados de una manera indigna y pretendemos exhumar sus cuerpos y llevarlos a sus ciudades y pueblos, de donde nunca tenían que haber salido. Ver las fosas que están abriendo es dantesco, están enterrados como animales, se merecen una sepultura digna", afirma la presidenta, nieta de Vicente Gómez Marí, el alcalde republicano de Tavernes de la Valldigna, que fue fusilado el 30 de noviembre o 9 de diciembre de 1939, fechas a las que corresponden las dos sacas. Se da la circunstancia de que en este mismo lugar también podría yacer el alcalde republicano de Carlet, Francisco Navasquillo Martínez.

"Es una emoción inmensa, porque a pie de fosa he visto que aún había hijos, nietos, biznietos y hasta tataranietos de dos años€ He sentido mucha alegría al ver la cuarta generación y sentirnos tan acompañados, y al mismo tiempo también mucha pena, porque esto no nos tocaría vivirlo a nosotros, les habría correspondido a las esposas de nuestros padres, que murieron con la pena. A ellos les fusilaron, pero las familias quedaron atrapadas en la fosa 112 y lo que sufrieron después", recuerda.

"Desde la diputación, en un primer momento hemos tenido claro que esta era una labor prioritaria porque, en un país que se quiere decir democrático, no se entiende que después de 42 años de la muerte del dictador aún se tengan que exhumar fosas. Yo vi cómo nació la asociación a raíz de un acto y hoy todo el trabajo se ha convertido en realidad, es una cuestión de dignidad", asegura la diputada Rosa Pérez.

Enrique Chofre, alcalde en funciones de Tavernes de la Valldigna, presente en el cementerio junto al concejal de Urbanismo Josep Llàcer, explica que el ayuntamiento tomó la iniciativa al ser del municipio un grupo de familiares de las personas represaliadas y para "agilizar los trámites", ya que la asociación estaba constituyéndose. "Esperamos encontrar al alcalde republicano Vicente Gómez y un total de 12 vecinos de Tavernes más que, de una vez por todas, descansarán cómo se merecen", detalla.

Hijas de las víctimas, testigos a pie de fosa

Al abuelo de la presidenta de la asociación lo fusilaron con 45 años. "El único delito que había cometido era ser el primer alcalde democrático de su pueblo. Lo fue durante toda la República y también fue presidente del Consejo Gestor Municipal durante la guerra", relata.

Según Miguel Mezquida, que dirige la excavación a cargo de ArqueoAntro, si algo hace particular esta fosa es que aún viven ocho hijos de víctimas, un número elevado si se tiene en cuenta el tiempo transcurrido. Dos de ellas son Juana y Desemparats, de 85 y 82 años, que esperan encontrar a su padre, asesinado con 33 años, después de haber estado llevando comida a los frentes. "No esperábamos ver esto, pero ya teníamos ganas; nos queda poca vida, pero ya no volveremos a Paterna", aseguran las dos hermanas, que de pequeñas iban al cementerio el 30 y el 1 de noviembre, junto a su madre, quien aseguran que "murió de pena" a los 43. Para ellas, la mayor de las cuales aún guarda recuerdos de su padre, se trata de un "día de satisfacción".

Josefa, a punto de cumplir 80 años, también desea recuperar los restos de su padre, José Peiró, que fue fusilado con 33 años. "Era el chófer del autobús que hacía el servicio Tavernes de la Valldigna-València y se vengaron de él". "Se lo llevaron de casa cuando yo aún no caminaba, pero no ha sido un desconocido para mí; me lo han contado todo y he soñado con él, es como si lo conociera", relata la mujer.

Antoni, de Canet d´en Berenguer forma parte de la asociación porque la hija de su tío Mariano Brines, uno de los desaparecidos, sigue en Francia, donde se exiliaron. "Es una mezcla de emociones muy grande, porque hay muchos familiares directos que han muerto sin poder vivir este momento. Me acuerdo de la gente que está dentro de la fosa y de la que estaba fuera y ha muerto tras muchos años de indignidad", confiesa. "Esto tendría que ser una cuestión de estado, de humanidad... es una lástima que dependa de los signos políticos, la democracia no ha sabido estar a la altura", critica.

Desde Valls (Tarragona), viene Jordi, con la esperanza de encontrar a su abuelo, Elías Molina Guardiola, de Villanueva de Castellón. "Esta es la esperanza nuestra y de muchas otras personas, porque este país tiene las cunetas llenas. Es de justicia buscarlos y darles un entierro digno junto a sus hijos", asevera. "Ya es hora de hacer justicia y de dejar de sufrir tanta humillación", defiende.

La asociación ya cuenta con los datos de 33 familias, a falta de recabar el ADN de 12 más de Cullera, lo que elevaría las cifras a una cuarentena. No obstante, son hasta un centenar las víctimas de diferentes municipios valencianos que podrían estar en esta parcela del cementerio de Paterna, y que fueron fusiladas el 30 de noviembre y el 9 de diciembre de 1939. Entre los fallecidos, según la documentación recabada, además de los de Tavernes de la Valldigna y Cullera, hay vecinos de Albalat, Sollana, Carlet, Villanueva de Castellón, l'Alcúdia, Manises, Torrent, Paterna, Puçol, Silla, Oliva, Sagunt, Sueca, Alberic, Alcàsser, Alginet, Alaquàs, Benifaió y Beniparrell. Consulta el listado con el nombre y apellidos de las víctimas.

"Cuando se abre una fosa nunca sabemos lo que se va a encontrar, porque no hay registros o no son fiables, pero a ver si tenemos suerte y podemos recuperar a los 100 que creemos que, por las fechas y el trabajo de historiadores, arqueólogos... creemos que están", apunta Carmen Gómez, presidenta de la asociación que se constituyó en septiembre de 2016.

Las obras, financiadas por la Diputació de València, son una más de las numerosas actuaciones en materia de memoria histórica que se están llevando a cabo durante este 2018 con un presupuesto total de 626.000 euros, según la corporación. "Esperamos llegar a exhumar de un 15 a un 20 % de las fosas comunes de este cementerio al finalizar la legislatura", ha apuntado Rosa Pérez.

Además de la diputada provincial y de los representantes de Tavernes de la Valldigna, también asistido a la apertura de la fosa Óscar Noguera, alcalde de Villanueva de Castellón, junto a las concejalas Oti Ferrando y Tere Fuster; Mª Josep Ortega, alcaldesa de Carlet; la diputada en las Corts, Alicia Piquer; y Amparo Jover, concejala de Patrimonio Histórico de Cullera, entre otros.