La oncóloga Anna Lluch (València, 1945) desvela que el día menos pensado se jubila y se va a ayudar a enfermos oncológicos en el "mal llamado tercer mundo".

La reputada especialista así lo asegura en una entrevista veraniega a la Agencia Efe. "El día menos pensado me jubilo y me voy a un país del mal llamado tercer mundo a echar un cable a los enfermos oncológicos a través del sistema de salud pública que allí exista", dice.

Lluch también explica que desde pequeña siempre quiso ser médico, que le gusta leer ensayos y escuchar música clásica. Además, confiesa que ve la televisión por la noche, sobre todo noticias y debates, pero que nunca ha visto series en televisión.

Algunas de las preguntas de la entrevista a Anna Lluch son estas:

Pregunta (P): Si no hubiera sido médico, ¿qué le hubiera gustado ser?

Respuesta (R): Me cuesta responder a esta pregunta. Siempre, desde muy pequeña, he querido ser médico y solo médico. Nunca me planteé cualquier otra alternativa profesional.

P: ¿Tiene preferencia por algún libro o género literario?

R: Me gustan sobre todo los ensayos, pero cuando estoy con algo de tiempo también me gusta leer algún tipo de novela de escritores y escritoras contemporáneas.

P: ¿Y por alguna mascota?

R: No especialmente. En mi casa, que era la típica casa de pueblo con algún animal menor doméstico, estábamos muy familiarizados con ellos, pues formaban parte de nuestro ambiente familiar, pero nunca los consideré individualmente como mascotas.

P: ¿Cuál es la música que prefiere escuchar?

R: Sobre todo la música clásica y algunos cantautores. A veces escucho música moderna de carácter más o menos romántico o melódico. No conecto con la música estridente, quizás porque no la entienda y no esté acostumbrada a ella

P: Cuando tiene un minuto libre ¿con qué o quién le gusta pasarlo?

R: Preferentemente en el ámbito familiar: mi marido, mis hijos, mis nietas y nieto. Pero estoy muy a gusto también con mis amigos y amigas, los considero imprescindibles.

P: ¿Qué es lo que más odia y lo que más ama?

R: No siento odio hacia nadie ni hacia nada, pero sí detesto, y mucho, la falsedad, la corrupción, la ignorancia, el egoísmo. Amo intensamente la vida, la valoro en cualquier momento y circunstancia. Amo a las personas, a las más cercanas quizás con mayor intensidad, pero también tengo un sentimiento de amor y respeto por todas las personas con las que me relaciono de una u otra manera.

P: ¿Alguna manía o superstición?

R: Ninguna en especial. Quizás una cierta compulsión hacia la compra para regalar y que difícilmente sé contener.

P: ¿Teme a algo o a alguien?

R: Temo perder en un futuro las facultades físicas o mentales y provocar una dependencia que jamás me gustaría provocar.

P: ¿Tiene tiempo para practicar algún deporte?

R: No tengo tiempo para ello, pero he de reconocer que tampoco he tenido nunca ni habilidades ni un deseo concreto de realizarlo. Soy bastante sedentaria, a pesar de que sé que no es una buena práctica. El ejercicio es esencial en la vida y así lo recomiendo.

P: ¿Colecciona algo?

R: Nada en especial, aunque se me amontonan a veces los objetos y no sé cómo gestionarlos.

P: ¿Cómo se desenvuelve en la cocina?

R: En casa he tenido fama entre mis hijos de ser buena cocinera y mejor repostera, pero he de confesar que hace mucho tiempo que en casa la cocina la regenta mi marido, que tampoco lo hace nada mal. Espero recuperar mis dotes culinarias cuando me jubile y deleitar a mis nietas y nieto con mis guisos y mi repostería ya casi olvidada.

P: ¿Su plato favorito?

R: Un buen plato de patatas fritas acompañadas de un huevo frito, o quizás dos.

P: ¿Cree en algo o en alguien?

R: Creo en las personas, en su capacidad para la bondad y el bien, y creo que son el reflejo de esa semilla de bondad que todos los seres humanos llevamos impresa en lo más profundo de nuestro ser, aunque demasiadas veces la ahogamos y no la dejamos crecer.

P: ¿Cuáles son sus aficiones?

R: No destacaría ninguna en concreto. He invertido tanto tiempo en estudiar, investigar y en trabajar que no me ha quedado tiempo para cultivar aficiones especiales. Quizás esas dos son mis verdaderas aficiones.

P: ¿Tiene algún sueño por cumplir?

R: No, estoy feliz con mi vida y con mi propia historia. Todo es mejorable, por descontado, pero estoy muy agradecida por cómo me ha tratado la vida y las personas con las que la he compartido.