La tradicional Procesión Cívica del 9 d'Octubre que acompaña a Reial Senyera, emblema por excelencia de los valencianos, en su recorrido por las calles de València completó ayer el trayecto en hora y media entre vítores y aplausos a la enseña y abucheos, silbidos y algún insulto a los políticos en varios tramos del recorrido.

Al paso de la Senyera, portada este año por la primera teniente de alcalde, la socialista Sandra Gómez, y la comitiva de políticos encabezada por el presidente Ximo Puig, la vicepresidenta, Mónica Oltra, y el alcalde, Joan Ribó, se escucharon desde el clásico «visca València» hasta el «som valencians, no catalans», «fuera, fuera» y «No als països catalans». Este año han cobrado protagonismo las protestas de los bomberos forestales contra Tragsa y el Gobierno reclamando con pancartas, apostados en la calle San Vicente, «un empleo digno y estable».

Joan Ribó, que destacó al final del recorrido la «normalización progresiva» de la procesión, tras los incidentes violentos del año pasado, no se libró de las críticas de una parte de los asistentes, que le acusaban de catalanista. Al final del acto, marcado por la fuerte presencia policial, el alcalde confió en que la normalización de la procesión del 9 d'Octubre avance y sea un acto festivo «al que las familias puedan ir con los niños».

La lluvia dio tregua y no fue necesario utilizar el vehículo adaptado de la Senyera, que escoltó a la comitiva durante parte del recorrido. La enseña descendió desde el balcón consistorial a las 12 del mediodía, entre salvas de pirotecnia y al son de la Marcha de la Ciudad. Con la Senyera ya de vuelta en el Museo Histórico a las 13.30 y tras el disparo de una mascletà (a cargo este año de la Pirotecnia Aitana) la portavoz socialista reconoció que había pasado momentos difíciles (tuvo que detenerse dos veces para ajustarse el arnés) hasta que se colocó en la posición correcta la enseña, de 18 kilos de peso.

Emoción durante la bajada

Sandra Gómez dijo haber vivido con especial emoción el momento de la bajada de la bandera («en vertical» y sin doblegarse ni inclinarse ante nadie como marcan los usos y la tradición) y la entrada en el Parterre, donde se rinde homenaje a la estatua de Jaume I. Gómez, que fue animada por simpatizantes al grito de «alcaldesa, alcaldesa», insistió ayer en que la Senyera es «el símbolo que une a todos» los valencianos.

En la cabeza de la procesión iban varios conselleres, entre ellos, Vicent Soler, Manuel Alcaraz y Gabriela Bravo; el presidente de las Corts, Enric Morera; el delegado del Gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Fulgencio; y el subdelegado, José Roberto González. También altos mandos de las fuerzas de seguridad, representantes de asociaciones culturales y la fallera mayor de València, Rocío Gil. En la cola de la procesión, se situaron los grupos políticos y otras formaciones como la ultraderechista España 2000.