Un centenar de personas se reunieron ayer en el vestíbulo de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universitat de València para mostrar su apoyo a las alumnas que han denunciado acoso sexual por parte de uno de sus profesores.

Durante su intervención, las estudiantes agradecieron la respuesta del resto de alumnas en el buzón de correo electrónico que activaron hace unos días para que, de forma anónima, pudiesen aportar pruebas o denunciar casos similares. «Estamos desbordadas porque nos llegan más de siete correos al día de distintas facultades de Blasco Ibáñez y Tarongers», explican.

Las alumnas, que se encuentran en el segundo año de carrera, aprovecharon la asamblea para detallar cómo se está desarrollando el proceso. La denuncia se inició meses después de recibir comentarios machistas por parte de un profesor y, aunque reconocen que en el momento no supieron cómo reaccionar, iniciaron una queja hacia este docente. Ante estos hechos, el profesor negó todo lo ocurrido y las amenazó con tomar medidas.

«Tuvimos una reunión en la facultad donde nos indicaron que este profesor quería tomar medidas legales contra nosotras por difamación, pero que lo controlarían cuando volviese de su año sabático», señalaron durante la asamblea. Una de ellas indicó que el tema se paralizó unos días, aunque «el miedo era latente».

Sin embargo, la situación empeoró el pasado 26 de noviembre durante el acto contra la violencia de género, ya que apareció acompañado por algunas integrantes de la Comisión de Igualdad, que es la que «supuestamente nos tendría que defender».

«Nos dimos cuenta de que no estábamos respaldadas y decidimos hacer las cosas por nuestra cuenta», aseguraron. Así, durante esa noche se encerraron en la facultad y la empapelaron con algunas frases del profesor. «A raíz de esta ocupación nos dimos cuenta de que hay secretismos y no sabemos si nos han apoyado por temas políticos o si la respuesta se basa en la igualdad», afirman.

En otro de los encuentros, el profesor les pidió perdón y reconoció que había realizado «comentarios desafortunados, pero debían entender que los hacía porque era una persona cercana». Además, les recalcó que «si no los entendían es que no eran mujeres empoderadas».

Tras esta falta de apoyo se personaron ante el rectorado, que les animó a presentar una denuncia personal, pero ellas preferían que lo hiciese la Universitat. «Nos llamaron y nos dijeron que la rectora Mavi Mestre estaba dispuesta a hacerlo», indican.

Apoyo de las docentes

Las estudiantes agradecieron la implicación que están teniendo algunas docentes en el caso, aunque denuncian que «las han intentado silenciar poniendo una barrera gigante».

Durante la asamblea, las alumnas estuvieron respaldadas por algunas de ellas, que explicaron que «deberíamos hacer autocrítica porque conocemos de primera mano como la violencia se hace cuerpo en las facultades».