La llama de la conciencia feminista prendió de forma especial el pasado 8 de marzo y miles de mujeres salieron a las calles para reivindicar la igualdad real entre mujeres y hombres. El fenómeno no fue espontáneo sino fruto de siglos de trabajo de asociaciones de mujeres a las que Levante-EMV ha querido reconocer con su premio Portada de octubre. Un mes en el que el colectivo feminista valenciano tuvo que decir adiós a una de las suyas más queridas y referente indiscutible, la exministra de Cultura, Carmen Alborch.

La entrega del galardón tuvo lugar en las instalaciones del periódico en un emotivo acto que contó con la presencia de Vicenta y Miguel Alborch, hermanos de Carmen, así como responsables de las organizaciones feministas valencianas más representativas: Amàlia Alba (Federació Dones Progressistes), Marina Gilabert (Asociación Clásicas y Modernas), Mari Angeles Bustamante (Coordinadora feminista), Julia Sevilla (Red Feminista de Derecho Constitucional), Candi Barroso (Alerta Feminista), Herminia Royo (Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas) y Maria José Villegas (Antígona). Con ellas, estuvieron presentes la directora de Levante-EMV, Lydia del Canto; y el director general de Relaciones Institucionales de Editorial Prensa Valenciana, Julio Monreal. Ambos subrayaron la oportunidad del reconocimiento a Alborch y a quienes, como apuntó Del Canto, «nos han enseñado el camino a quienes vinimos después».

La reflexión sobre la manifestación el 8M y sobre los retos que afronta el feminismo dieron pie a un debate con dos conclusiones compartidas: detrás de esa exitosa jornada hay siglos de lucha y que el feminismo no puede bajar la guardia. «El ocho de marzo es todos los días, ese es el reto», apuntó Bustamante, para quien esa jornada puede considerarse «un punto de inflexión» porque «ha identificado a las mujeres como sujetas con autoridad que teníamos mucho que decir». «Siempre hemos estado, llevamos mucho tiempo en las calles, intentando que no nos maten», manifestó Barroso para quien el factor diferencial ha sido el potencialidad de las redes sociales que «han movido y unido a millones de mujeres».

Amalia Alba añadió que la participación de los medios de comunicación y de mujeres periodistas que se sumaron al paro ayudó a amplificar el mensaje y dio fuelle a un movimiento que gana fuerza. «Hay un cambio de actitud», señaló Gilabert, que no obstante alertó sobre posibles retrocesos de la mano de la extrema derecha.

Sevilla compartió que el feminismo no puede bajar la guardia y alertó del riesgo de que espacios conquistados se pierdan. La jurista indicó que el poder se ha dado cuenta de que el voto de las mujeres es importante y se ha visto obligado a incorporarlas a la política.

«Los hombres tienen miedo a la igualdad y el patriarcado ataca», avisó Herminia Royo, quien introdujo en el debate la lucha contra la prostitución o los vientres de alquiler: «Sin una voluntad política firme, no acabará el machismo», añadió. Villegas defendió que el camino es la educación porque es «muy difícil cambiar la mentalidad y la prevalencia masculina»: «A las mujeres nos pusieron una mochila, nos educaron para el cuidado», sostuvo.

El asesinato de la profesora Laura Luelmo, las denuncias por acoso en la Universitat de València y la sentencia de «la Manada» fueron también abordadas en el debate. El convencimiento de que la libertad de las mujeres no puede ser arrebatada y de la necesidad de que la justicia deje de ser patriarcal fueron dos conclusiones.