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Infraestructuras ferroviarias

La hora de la verdad para las líneas de Cercanías

La inversión en ferrocarril convencional supera por primera vez a las obras de alta velocidad

La hora de la verdad para las líneas de Cercanías

El servicio de Cercanías de València, con 65 estaciones y 252 kilómetros en servicio, no ha dejado de perder viajeros en la última década. De los 23,8 millones que se alcanzaron en 2008 a los 17 millones que utilizaron las seis líneas de «rodalies», las más utilizadas por la «ciudadanía de a pie», en 2017.

Las Cercanías son las infraestructuras más utilizadas pero probablemente las más maltratadas en los últimos años por la falta generalizada de inversión. Para muestra un botón: en 2015 la inversión de Adif en toda la Comunitat Valenciana apenas ascendió a 43 millones de euros.

Una cantidad irrisoria teniendo en cuenta las necesidades de la red de Cercanías que admitió el anterior ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, durante la presentación del Plan de Cercanías 2017-2025 hace ahora trece meses. «Nos desnudamos para analizar la calidad del servicio», adelantó De la Serna antes de admitir que las líneas a Gandia, Buñol y las dos de Alicante son las más saturadas.

Y de relatar el listado de problemas técnicos que arrastran las conexiones de cercanías: «incidencias en pasos a nivel, falta de disponibilidad de surcos ferroviarios por enclavamientos eléctricos, fluctuaciones de energía (línea C2 a Gandia), incidencias por la vejez de la catenaria y la vía (más de 30 años) en la C2 a Xàtiva y Moixent, los problemas creados por las obras del tercer carril en la C-6 (a Castelló). Las cinco líneas de cercanías de València y Castelló también mantienen 27 limitaciones de velocidad que se eliminarán con una inversión de 10,41 millones».

Las continuas averías y retrasos ya han provocado la creación de una plataforma de usuarios afectado por los retrasos y averías en la Ribera.

También han contribuido a esta sangría considerable de viajeros, además de las obras del tercer hilo entre València y Castelló, el corte de la línea C3 por las obras del AVE a la ciudad de València (que daba servicio a 6.000 viajeros diarios) y que recuperó la conexión directa (aunque con un retranqueo obligatorio en la Font de Sant Lluís) que la mantiene en 2.000 usuarios diarios. Las obras a Moixent y l'Alcúdia de Crespins desde 2010 (con un trayecto que se realizaba en autobús) también redujeron considerablemente el número de viajeros hasta los 1.800 diarios.

Las cuentas de 2019

Una situación que pretende revertir ahora Ministerio de Fomento en el proyecto de presupuestos de 2019, cuya aprobación será un auténtico encaje de bolillos. Por primera vez desde hace años la inversión de 325 millones prevista para las Cercanías (17 millones de viajeros) supera a los 245,3 millones presupuestados para la red de alta velocidad valenciana (2,4 millones el Madrid-València y otros dos millones el Alicante-Madrid).

Así que parece que ha llegado la hora de la verdad para las Cercanías de la Comunitat Valenciana. Si las primeras cuentas del Ejecutivo de Pedro Sánchez logran salir adelante, las Cercanías de València recibirán una inyección anual de 325 millones de euros.

Una apuesta que ya anunció el secretario de Estado de Infraestructuras Pedro Saura, durante la primera reunión de seguimiento del Plan de Cercanías 2017-2025, que el departamento de Ábalos mantiene porque fue un plan elaborado por los técnicos de Adif que radiografiaba las necesidades reales de las líneas de Cercanías.

Los 325 millones previstos para las cercanías suponen un incremento del 553,2 % respecto a las inversiones de 2018. De hecho, según Fomento, las Cercanías valencianas son «las que mayor crecimiento de inversión en su red experimentan».

Fomento desgrana en un dossier a qué destinará esta volumen de inversión, aunque no detalla cuánto dinero recibirá cada actuación. Si las cuentas salen adelante, Adif prevé la «mejora de la dotación, instalaciones y accesibilidad en las estaciones de Silla (ya finalizada, en realidad), Requena, el Puig, Tavernes de la Valldigna y Chiva; renovación de vía entre Silla y Cullera y Silla-la Pobla Llarga; actuaciones [sin especificar] en la línea C3 València-Buñol-Utiel y en la Xàtiva-Alcoi; la instalación del BAB (bloqueo automático en vía doble banalizada) entre Silla y Cullera (que permite a los trenes circular en cualquier sentido por cualquier vía, algo muy útil en caso de averías), además de compra de material rodante».

De todas estas actuaciones, en el mundo ferroviario esperan con sumo interés la duplicación y electrificación de la línea C3 hasta Buñol, que llegó a tener 6.000 viajeros al día antes de que se cortará el acceso directo a València debido a las obras del Nudo sur del AVE.

Esta vía, que continúa hasta Madrid por Cuenca, sobrevive, precisamente, porque en sus extremos hay servicios de Cercanías: Madrid-Tarancón y la C3 Utiel-València (con siete trenes al día). También es muy demandada y esperada la duplicación de vía entre Cullera y Gandia y la deseada prolongación a Oliva que se reivindica desde hace décadas.

Aunque las grandes marginadas de estas previsiones parece que siguen siendo las líneas de media distancia. Como la centenaria línea ferroviaria Xàtiva-Alcoi, cuyo trayecto sólo ha avanzado quince minutos en cien años. Existe un protocolo entre la Generalitat y el Ministerio de Fomento desde 2009, aunque las obras se han ejecutado a cuentagotas: apenas cuatro millones de euros entre 2005 y 2011, según los últimos datos en poder de este periódico y que Adif no ha actualizado a pesar de la petición realizada por Levante-EMV.

Únicamente la antigua vía churra centenaria, la línea Sagunt-Teruel-Zaragoza, se ha visto beneficiada por la apuesta para modernizarla como un tramo del corredor que unirá el Cantábrico y el Mediterráneo, para garantizar el tráfico de mercancías. La línea se prevé que reciba 153,3 millones en las cuentas de 2019, de los que 7,2 millones se invertirán en la Comunitat Valenciana.

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