Si la campaña electoral de las autonómicas, municipales y europeas empezara hoy tres grandes temas se llevarían la mayor parte del protagonismo: Cataluña, Andalucía y Venezuela. Los partidos de izquierda intentarían incluir en la agenda los avances en derechos y leyes sociales aprobados por el Botànic en estos cuatro años y resucitarían los casos de corrupción popular. Ciudadanos y PP responderían con el presunto sectarismo y adoctrinamiento del Botànic en educación y lengua y añadirían las listas de espera sanitarias.

El primer ensayo electoral se dio ayer en la sede de la Universidad San Pablo-CEU en València en un debate organizado por la Asociación de Politología (Avapol) con presencia de los cinco portavoces en las Corts, Isabel Bonig (PP), Manolo Mata (PSPV), Fran Ferri (Compromís), Antonio Estañ (Podemos) y Juan Córdoba (Cs) ya que la síndica estaba en Madrid.

Si se baja un poco más al detalle se observará qu el PP sale ya en defensa de su pacto con la extrema derecha de Vox en Andalucía y cómo Bonig no tardó ni un segundo en saltar de la silla cuando Ferri dijo que el acuerdo andaluz era vergonzante. También se detecta que en Ciudadanos la vía de Toni Cantó de descartar de salida un acuerdo con el PSPV de Ximo Puig tras las elecciones no es unámine. Córdoba dijo claramente que su partido puede entenderse con las formaciones que defienden la Constitución y que en ese espacio están el PSOE y el PP. Fue explícito cuando aseguró que el pacto andaluz no tiene por qué repetirse del mismo modo en la C. Valenciana, algo que chirría con las palabras de este lunes de Cantó, que considera esa fórmula la más adecuadas para desalojar al Botànic.

El chalé que Pablo Iglesias se compró en la sierra de Madrid también es munición para la derecha. Eso también quedó claro en el debate. A cada caso de corrupción que Podemos le eche en cara al PP, aparecerá el chalé. «Como si fuera lo mismo», se defendió Estañ, que sobre la crisis de Venezuela no quiso salir explícitamente en defensa del régimen de Maduro.

Para Ferri, la campaña se resumirá en una pregunta. «¿Qué preferirán los valencianos, mantener los avances del Botànic o volver a la era corrupta de la derecha?»

Y cual será el elemento estrella de la campaña. Bonig lo tiene claro: «Habrá mucha Cataluña». Mucho anticatalanismo quiso decir.

En ello le acompañará Ciudadanos que ve en la Comunitat Valenciana «un proceso de ingeniería social como en Cataluña». PP y Cs se han lanzado ya a dar clases de filología al discutir la unidad de la lengua, pese al tirón de orejas de los expertos de la Acadèmia.

Mata solventa en una frase la posición de su partido sobre educación: «No hay ningún niño en la Comunitat Valenciana que no sepa castellano, ni existe adoctrinamiento porque los profesores son los mismos que en la época del PP», remarca.

A la cuestión de lo mejor y lo peor de la legislatura, la izquierda coincide en la ley electoral como el gran fracaso y la imposibilidad de avanzar en la reforma del modelo de financiación.

En positivo, la estabilidad de un Consell que ha aprobado cuatro presupuestos y que llega vivo al final de legislatura pese a que Bonig no le daba vida más allá de 2016. Y todavía faltan cinco meses.