Las dificultades de accesibilidad en los edificios municipales han generado multitud de situaciones incómodas en distintos ayuntamientos valencianos, que ahora se han apresurado a corregir estas deficiencias con las ayudas del Consell. Así, por ejemplo, en Anna, la alcaldesa, Pilar Sarrión, asegura que tuvo que celebrar una boda civil en las oficinas de la planta baja ya que uno de los familiares de la novia no podía subir al primer piso, donde se encuentra su despacho -el lugar donde se realizan las celebraciones habitualmente-. También en la primera planta se encontraban los servicios sociales: «Se llegó a atender a personas en la calle o en el retén policial», lamenta Sarrión, que ha reclamado la subvención para poder instalar un ascensor que evite estas situaciones. Ya en la provincia de Alicante, en Alcoleja, es necesario superar cinco escalones para acceder a la planta baja del ayuntamiento, que ejerce de colegio electoral en los distintos comicios. Para que pudieran votar las personas con problemas de movilidad se sacaba la urna del edificio. Ahora ya no hará falta gracias a la instalación reciente de una salvaescalera.