El presidente de la Diputación de València, Toni Gaspar, afirmó ayer respecto a su futuro y a si estaría dispuesto a volver a liderar el gobierno de la institución provincial que «claro» que le gustaría, pero no todo depende de él. «Cuando uno se lanza a trabajar, en un proyecto, se lanza» y «pone todas las energías», aseguró, pero: «todo no está en mi mano».

Gaspar se refería a que la elección del presidente de la diputación no surge directamente de las urnas porque depende del resultado electoral en cada uno de los partidos judiciales de la provincia. «Hay muchos vectores. Primero tienen que decidir los ciudadanos en las urnas sus ayuntamientos. Sobre los ayuntamientos se decidirán los diputados y sobre ellos, el presidente. Es una cosa postelecciones. Eso vendrá cuando venga», aseveró en una entrevista a Europa Press.

Toni Gaspar (PSPV) comentó que «lo de antes es política ficción y lo de después es sacar la bola de cristal. Ahora hay que trabajar, hay una responsabilidad de gestión hasta el día anterior en el que tome posesión la siguiente corporación. El buen político lo hace hasta ese día. El mal gestor es aquel que solo piensa en su ombligo y en lo que puede hacer para él. Aunque también tengo que pensar que si no estoy yo, quien venga tiene que tener unas bases sentadas».

Por lo que respecta a su condición de alcalde de Faura, responsabilidad que ocupa desde 2003, mostró su disposición de concurrir a la reelección. «Eres alcalde porque te eligen. Ponen tu papeleta en la urna. Eso es lo que soy, alcalde de Faura. Que te elijan y salgas de una urna para mí tiene mucha importancia. Es la decisión del pueblo», expuso. A continuación, afirmó que «no hay honor más grande que ser alcalde del pueblo que te ha visto crecer».

Gaspar considera que los gobiernos de coalición, como el que preside en la institución provincial conformado por PSPV, Compromís, València en Comú y EU, representan «un modelo que ha venido para quedarse».

«La gente quiere diversidad», afirmó en este sentido, al tiempo que señaló que se trata de un tipo de ejecutivo al que los políticos tienen que acostumbrarse.