Bicicletas, muletas, dosis de insulina, escrituras de piso, navajas, denuncias del juzgado, carritos de bebé, una Biblia, un Corán o una barbacoa son algunos de los 5.642 objetos perdidos por los usuarios de Metrovalencia durante el pasado año. Según Ferrocarrils de la Generalitat (FGV), estos datos suponen que se olvidan 15 objetos de media al día y 470 al mes, que son guardados como mínimo un mes en la estaciones donde se custodian y un mes más en las instalaciones de Valencia Sud.

Transcurrido dicho periodo de tiempo, y si sus dueños no lo han reclamado, se entregan a la Policía Local de Valencia, según un comunicado de la Generalitat.

Los objetos que más aparecen en los metros y tranvías de Valencia y su área metropolitana son, por orden, carteras y monederos, llaves, mochilas, documentación (DNI, pasaportes, permiso de conducir, tarjeta sanitaria), teléfonos móviles y paraguas. Pero también aparecen bicicletas, muletas, maletas, dosis de insulina, sillas de oficina o de ruedas, carros de bebé, navajas, cámaras de fotos, uniformes, recetas e informes médicos, décimos de lotería, pienso de animales, escrituras de piso, justificante de apuestas deportivas, denuncias del juzgado, una Biblia y un Corán o hasta una barbacoa.

Gracias a los protocolos establecidos por FGV para la gestión y custodia de objetos perdidos, la recuperación de un objeto por parte de su dueño durante el periodo que está registrado en FGV se cifra en un 35,7 %. El porcentaje restante es entregado a la Policía Local de València o trasladado a un punto verde o de reciclaje, si se trata de objetos en evidente estado de desgaste o deterioro.

Las tarjetas halladas se destruyen

Las estaciones con Espai del Client (Colón y Xàtiva), los Centros de Atención del Cliente de Benimaclet y Aeroport, y los Punt del Client (Àngel Guimerà, Empalme, Torrent Avinguda, Marítim-Serrería, y Mislata) son los puntos de entrega y de recogida por parte de los usuarios en una primera fase, antes de ser trasladados a la sede central de València Sud. Los documentos oficiales (DNI, pasaportes, etcétera), son entregados a la policía en la mayor brevedad para intentar localizar a su propietario, y las tarjetas bancarias son destruidas a fin de no ser manipuladas.

En cuanto al dinero en metálico recogido de carteras, bolsos o monederos que no ha sido recuperados por sus dueños, la empresa pública los entrega a las entidades benéficas para ayudar a sufragar sus gastos.