La pesadilla Gürtel comenzó a cernirse sobre Francisco Camps hace ahora diez años. Su partido le obligó a apartarse de la presidencia de la Generalitat en 2011 poco más de dos años después del estallido del caso para salvaguardar las expectativas electorales de Rajoy.

Investigado aún por varias causas derivadas de su gestión, visita del Papa o Formula 1, Camps ha tratado esta mañana en las Corts de restañar sus heridas políticas y de ajustar cuentas con la oposición en una comparecencia en la comisión de investigación del caso Taula en la que no ha asumido la más mínima autocrítica.

Camps incluso se muestra convencido de que con su ausencia el PPCV ha perdido a un gran candidato electoral porque se siente en plena forma ya no sólo para participar en una campaña electoral sino para ganarla. En su opinión el Partido Popular puede defender con la cara bien alta todo lo que hizo en sus años de gobierno. Y sobre su gestión asegura que jamás se preocupó de como funcionaba la administración porque él es un político.

Es la cuarta vez esta legislatura que comparece en las Corts y transmite la sensación de que le gustaría aparecer cada semana. Del agujero de 11 millones en la fundación Jaume II el Just que gestionó el monasterio de la Valldigna, uno de los objetos de la comisión, Camps no sabe nada.

Pero en el relato de su realidad la gestión de sus años de gobierno no merece ningún reproche. Según su discurso ni la sentencia de financiación ilegal a su partido ha existido y es un invento de la izquierda, a la que ha llamado varias veces comunista y catalanista.

´Usted vive en una realidad paralela´ le ha dicho la diputada de Podemos Fabiola Meco. ´Ustedes construyen entelequias´ le ha respondido Camps, que al recordarle que en sus años en el Consell la deuda valenciana aumentó 21.860 millones, responde que con la izquierda ha crecido el doble, algo que no es cierto. ´Estoy súper satisfecho de mi gestión, pero lo que creo es que se creó una entelequia para que se creara Podemos y la izquierda llegara al poder y eso es una anomalía democrática´.

La frase ´Amiguito del alma´ es, según Camps, parte de un proceso inquisidor, una frase entrecortada que le dijo a Àlvaro Pérez, un proveedor del PP que ´montó un lío´ del que Camps sólo supo por la prensa. ´El PP de la Comunitat Valenciana no ha sido condenado. Se lo han inventado ustedes´, ha dicho. ´Me tienen un temor reverencial´, ha llegado a lanzar a la izquierda.

Insiste diez años después que los socialistas debieron pedirle de rodillas perdón tras su absolución en el caso de los trajes y que lo importante era su desaparición política porque les ganaba todas las elecciones. Asegura que los socialistas malversaron para pagar la acusación particular de aquel caso y que Ximo Puig aún le debe las costas de personarse en el Supremo.

Con todo lo que peor parece llevar de estos años es el cambio de versión de su exnúmero dos Ricardo Costa en el juicio de la financiación en el que admitió que los populares se financiaron ilegalmente, algo que en su opinión hizo por interseses de defensa