Donde una gran mayoría no ve más que la simple preferencia por esta o aquella barra Paco Roig detectaba un inabarcable mundo de matices: el que emana del pan, ese en ocasiones humilde actor de reparto de la gastronomía que este prestigioso forner ayudó a colocar en el mapa de la alta cocina. Fallecido ayer a los 41 años, baste decir que Roig ha suministrado el pan a gigantes de la culinaria estrellada como Quique Dacosta o los hermanos Adrià. La misa funeral será hoy a las 12. Será enterrado en el cementerio de Carpesa.

Casado y sin hijos, Paco era el continuador de Francisco Roig, su padre, quien le sobrevive: fundador de la panadería que arrancó en el Grao y que hoy se ubica en la calle del Pintor Maella de València. Roig hijo se especializó en la pastelería y se preocupó por adquirir una formación que le llevara a servir, tanto desde su tienda como a los locales con mantel de hilo, un pan especial. O mejor: varios tipos de pan, para así colmar preferencias diversas. Sus allegados han explicado que la tenacidad era una de sus principales virtudes.

Roig había ganado en 2015 el I Campeonato de España de Panadería Artesana. Era gerente y propietario de las empresas Meeting Cook SL y Gastronomía Paco Roig SL, y ha sido proveedor de los hermanos Adrià; en concreto del restaurante Tickets que el pequeño de los hermanos chefs del desaparecido elBulli gestiona en Barcelona. Vuelve Carolina, uno de los restaurante del triestrellado Quique Dacosta en Valencia también consumía el pan de su obrador, así como La Sucursal, la sala del Veles e Vents del puerto de Valencia.

El pan de abuelo, los mantecados, la rosquilleta de llavoretes, el pan de centeno o el hojaldrado de aceite y sal, tal vez la estrella de su repertorio, eran algunos de los panes que han cimentado su merecido prestigio como artesano.

Roig, que tenía problemas de sobrepeso, ingresó días atrás en un hospital y durante su estancia sufrió una complicación de sus dolencias que agravó su estado y que, finalmente, le ocasionó una parada cardiorrespiratoria.