El «president» de la Generalitat, Ximo Puig, afirmó ayer que no existe conflicto de intereses ni incompatibilidad en la votación del decreto que avaló la quita de la deuda del Grupo Zeta y reiteró que no ha influido en esa decisión. «Yo no he tomado ninguna decisión que afecte a ninguna empresa en la que yo tenga ningún tipo de acción», aseguró al ser preguntado por la operación realizada por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) sobre la deuda heredada del citado grupo editorial, que incluía entre sus cabeceras «Mediterráneo» de Castelló (del que Puig conserva el 1,17 % de las acciones desde 1984). Zeta fue adquirido en abril por Prensa Ibérica (editor de Levante-EMV).