Tener trabajo ha dejado de ser sinónimo de integración social. De hecho, la vulnerabilidad se encuentra cada vez más presente para aquellas personas y hogares con miembros sustentadores empleados, para Cáritas «hay un grupo numeroso de personas que, a pesar de tener empleo deambula por el espacio de la vulnerabilidad social». La receta de la exclusión social en el trabajo tiene tres ingredientes: una ocupación con bajos salarios, la parcialidad indeseada y una temporalidad que provoca la entrada y salida recurrente del empleo. Así, las dificultades en el trabajo alcanzan al 24,6 % de la población activa, lo que significa que una de cada cuatro personas en esta situación tiene una relación de vulnerabilidad con su oficio.