Una circular de la Dirección General de Tráfico (DGT) ratificó el pasado día 15 lo que muchas autoescuelas venían reclamando. La DGT permite ahora la utilización de ayudas a la conducción, también llamadas ADAS, para la realización de las pruebas del carnet de conducir.

Las escuelas de conductores criticaban que estos sistemas que asisten al conductor del vehículo llevan implantados en la mayoría de los coches desde hace varios años. Desde este mes de septiembre, quienes se enfrenten a la prueba de conducción para obtener el carnet tendrán una «ayuda extra».

Según Manolo Carreres, vicepresidente de Avae (Asociación Valenciana de Autoescuelas) la tecnología avanza y las reglas se quedan obsoletas. Esta decisión, apunta Carreres, va destinada a que el alumno tenga la mejor formación posible y que acabe el aprendizaje con todos los conocimientos necesarios para cuando compre un vehículo. La inclusión de las ADAS también afectará al examen teórico, de forma que la prueba se adecua y se expliquen todos los nuevos aspectos. La principal demanda de Carreres para incluir estos nuevos conocimientos se basa en que «muchos alumnos salen de la autoescuela y desconocen la tecnología que cada día incorporan más coches».

En su día, estas ayudas a la conducción supusieron toda una innovación en el mundo del automóvil, que, a su vez, va incorporando nuevas tecnologías: luces automáticas, sistemas de ayuda de salida en pendiente, arranque «start-stop», frenado de emergencia urbano e interurbano, aviso de frenada de emergencia, alerta de tráfico cruzado, cámara de marcha atrás, cámara de 360 grados, sensores de aparcamiento e incluso un sistema detector de fatiga. Todos estos avances estarán disponibles para los alumnos en prácticas. Lo único que no estará permitido en el examen de conducir es el sistema de aparcamiento automático; es decir, que el coche aparque sin la ayuda del conductor.

Además de las pruebas de conducción, Carreres afirma que la teoría también es un aspecto en el que cabe incidir, especialmente en el caso de conductas inadecuadas al volante.

«Una mejor formación»

«También es importante, y es algo que estamos reclamando, una mejor formación de los alumnos en los perfiles de riesgo como el uso del móvil durante la conducción, pero también incidir en la peligrosidad del consumo de alcohol y drogas en el vehículo» afirma. Para el vicepresidente de Avae «al fnal lo que a nosotros nos interesa es que el conductor salga mucho mejor formado y con muchas más capacidades para conducir».

Aunque la parte práctica del examen podría parecer mucho más fácil a priori, Carreres afirma que no lo es, ya que significa adquirir más conocimiento y aprender a utilizar nueva tecnología. Asimismo, desde Avae remarcan la necesidad de una mayor formación en materia legislativa. «Hemos detectado que la gente tiene un desconocimiento de la normativa brutal, además está muy demostrado que las clases teóricas también son fundamentales. Ahora mismo sabemos que el 83% de los conductores desconoce la sanción que se le aplica, tanto de puntos como económica, por utilizar el teléfono móvil en el coche» señala. Por ello, afirma Carreres, «el objetivo siempre va a ser que el alumno se forme lo mejor posible», añade el experto.

La Unión Europea (UE) llevaba tiempo pregonando la aceptación de estas nuevas ayudas a la conducción como paso lógico y acorde a la evolución del sector del automóvil. No es el primer cambio importante en los exámenes prácticos de conducir. Desde hace un par de años, los examinadores pueden pedir a los alumnos que les lleven a un lugar determinado y si no saben llegar a él deberían circular por donde les permita la señalización.

Actualmente los exámenes prácticos para la obtención del permiso de circulación de la clase B, es decir de turismos, tienen tres fases diferentes.

Examen por fases

El primero, las comprobaciones previas, donde se pregunta al alumno donde está el salpicadero o las luces antiniebla, por ejemplo. La segunda parte del examen se llama conducción autónoma, y es aquí donde el examinador pide que le lleven a un sitio determinado, si el alumno no sabe ir debe circular por donde la señalización le permita hacerlo y siguiendo las indicaciones de las salidas. Por último, ya está la parte donde el examinador dirige al alumno como se hacía habitualmente, dice Castro.