Teresa es una de las once pacientes de cáncer de mama triple negativo que dijeron sí a entrar en el ensayo Keynote-522 sobre la inmunoterapia en el que ha participado el Hospital Clínico de València y que ha abierto una nueva esperanza en este tipo de tumor. Confió en su equipo médico e hizo oídos sordos a algunas personas (pocas, reconoce) que la alertaron sobre lo que iba a hacer.

«Que me iba a convertir en un conejillo de indias, me dijeron... Pensé simplemente que iba a ser para bien y si podía ayudar a los demás, mejor que mejor», comenta esta profesora de infantil jubilada de Sagunt adicta al yoga, a la costura y al teatro.

Su diagnóstico le llegó a punto de cumplir los 70 y sin que, por un momento, se le hubiera pasado por la cabeza que ella también podía entrar en esa lista de más de 3.300 valencianas (y subiendo) que pasan por el trance anualmente. «Nunca he fumado, no bebo, hago gimnasia, estoy activa, como bien.. nunca lo llegué a pensar», asegura.

«Un día noté que no podía bajar del todo el brazo izquierdo. Tenía un bulto en la axila. Me fui al médico y tras esperar unos días me remitió rápidamente. Los primeros especialistas que me vieron ya me avisaron de que aquello no les gustaba», recuerda.

Fue entonces y tras confirmar el diagnóstico de cáncer de mama triple negativo cuando le propusieron entrar en el ensayo, y aceptó. Aunque a día de hoy tampoco sabe a ciencia cierta si recibió el tratamiento normal de quimioterapia o la inmunoterapia además. Solo sabe que a la hora de entrar en quirófano tras los meses de terapia el gran bulto de la axila «había desaparecido. El cirujano me preguntó incluso si me había confundido de lado pero no, simplemente no estaba ahí». A mitad de tratamiento tuvo una reacción en los ojos que también le trataron en el Clínico. Pasado un año de la intervención y con los primeros resultados de control superados, para Teresa valió la pena el haber entrado en el ensayo. «Lo doy por bien empleado si con eso ayudo a más gente». Y tanto se lo cree que se ha presentado voluntaria para otro estudio sobre el linfedema. «Hay que ayudar a la investigación», insiste.