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Perfil

Toni Cantó: El líder de Cs interpreta su papel más complicado

Toni Cantó: El líder de Cs interpreta su papel más complicado

Toni Cantó ha sido objeto esta semana de decenas de chascarrillos. El hundimiento electoral del segundo proyecto político nacional en el que milita en menos de una década tras la desaparición de UpyD le ha convertido en diana de mofas en corrillos políticos y redes sociales. No son pocos los que le piden que se afilie a Vox para ver si con su presencia la triunfante ultraderecha también se desploma.

Desde que a principios de año Cantó se convirtió en referente autonómico de Cs, el actor reconvertido a político atraviesa su peor momento con el proyecto naranja al borde de la intrascendencia y la salida de Albert Rivera, quien apadrinó su salto de UpyD a Ciudadanos.

Muchas cosas han cambiado desde el 28 de abril cuando un exultante Cantó compareció de madrugada con sus 18 diputados y casi medio millón de votos autonómicos, convertido en tercera fuerza por encima de Compromís, y proclamándose nuevo líder de la derecha valenciana subestimando a un PP en sus peores registros y al que culpaba de no poder alcanzar la Generalitat. Varias veces se le oyó decir aquellos días de euforia que, sin duda, en cuatro años, Cs entraría a gobernar la Generalitat.

Pero el partido llevaba ya meses coqueteando con la ultraderecha. Él mismo presenció en las primeras filas un domingo de febrero cómo Rivera y Casado se fotografiaban con Santiago Abascal en la madrileña plaza de Colón mientras se imaginaba un Consell tripartito a semejanza del andaluz.

Pero a fuerza de mandar el mensaje a sus votantes de que la ultraderecha no era peligrosa y de apoyarse en ella para gobernar en Murcia, Castilla y Léon o Madrid, su electorado también comprendió que no pasaba nada por votarles. En semanas, las bases naranjas se habían pasado en masa a Vox.

El vacío, una oportunidad

Pero tras el batacazo, y en el vacío de poder que se abre en Ciudadanos para los próximos meses, Cantó no ha tardado en percibir una oportunidad, incluso un espacio a explorar. Él ha sido el primero en España en convocar un acto con afiliados para pedir el apoyo a quien se perfila como nueva lideresa, Inés Arrimadas. Fue el jueves, en una convocatoria que tenía más elementos noticiosos en las ausencias que en las presencias y que reunió a más de un centenar de simpatizantes en una plaza de València.

Sin concejales del Ayuntamiento de València (salvo Rocío Gil, a quien Cantó aupó este verano a la portavocía en la diputación) y en ausencia de la dirección autonómica, faltaban el aún portavoz autonómico Fernando Giner (prefirió un acto del sindicato CSIF) y los coordinadores de área Jesús Gimeno, Emilio Argüeso, Yaneth Giraldo y Marta Martín, Cantó empezó a hacer méritos para el futuro, según interpretan en el partido, aunque también hay quien apunta que no está claro que Arrimadas vaya a aceptar el reto de sustituir a Rivera.

Comida con Arrimadas

Cantó asistió el lunes al sepelio político en Madrid del ya exlíder, que abandona la vida pública. Ese día comió con Arrimadas y se puso a su entera disposición. El también síndic en las Corts está convencido de que la diputada es capaz de reflotar el proyecto y que el efecto se notará en cuanto asuma el liderazgo. Él mismo pronostica que ya doblaría el resultado del domingo y se muestra dispuesto a recorrer el territorio valenciano para insuflar ánimos a sus concejales, temeroso también de que la operación «cariño» que el PP ha lanzado para seducir a cargos de Ciudadanos les pase todavía más factura.

El martes, Cantó también reunió a su equipo en las Corts. Les dijo que el proyecto seguía vivo, que no iban a producirse despidos, que la política española es muy cambiante y que resucitar Cs es posible.

El partido, un campo de minas

Pero el partido empieza a ser un campo de minas. Además de las llamativas ausencias del jueves, hay un sector, más fuerte en Alicante, que podría aprovechar el mal momento para una ofensiva que debilite el liderazgo de Cantó. Esta semana el portavoz en el Ayuntamiento de Alicante, Adrián Santos, aprovechó para pedir más dimisiones además de la de Rivera.

Pero en el entorno de Cantó sostienen que no hay rival interno. Apuntan que el partido no tiene líderes con carisma y capacidad suficiente y que incluso en España hay pocos capaces hoy de dar la cara en espacios televisivos de máxima audiencia, algo de lo que Cantó suele salir airoso sin problemas.

Y para rematar, el partido tiene que redefinir su posición política. Varios diputados alertan del peligro de hacerle el juego a la ultraderecha que les ha devorado. Jesús Salmerón escribió que la democracia está en juego y la síndica adjunta, Ruth Merino, llamó el jueves a huir de radicalismos, dos discursos que han sonado muy distintos a los que el síndic lanza a diario. Una redefinición en la que está aún por ver el papel que interpreta Cantó.

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