«Llevo más de 30 años trabajando en el Club de Golf del Parador del Saler y nunca he visto una cosa igual». Son palabras de Vicente Morales, un trabajador del campo de golf de la pedanía de València, que ha visto como la borrasca Gloria «ha arrancado de cuajo hasta 60 árboles, una gran parte centenarios» y provocado otros daños de consideración en varios de los 18 hoyos del recinto. Como muestran las imágenes, los pinos han sido arrancados de cuajo y de raíz, o incluso seccionados por la mitad del tronco, a resultas del intenso viento. También han caído en el «búnker» -como en el Hoyo 3-, o en el «tee» del Hoyo 5.

El fuerte oleaje ha producido otra terrible afección dado que las olas han arrasado el cordón dunar de la playa del Saler que limita con el campo de golf, a la altura del Hoyo 9. De hecho, la mar ha cortado literalmente esta duna.

El director del Parador Nacional del Saler, Francisco Contreras, calificó de «cuantiosos» y «millonarios» los daños sufridos en el campo y en algunas instalaciones del recinto hotelero. «Hemos sufrido -dijo a Levante-EMV- varios desperfectos con caídas de vallas y roturas de diversos elementos, además de que tuvimos que reforzar los ventanales porque amenazaban con volarse».

Árboles monumentales

En cuanto al recinto de golf, Francisco Contreras recordó que está considerado el segundo mejor de España y entre los 50 mejores del mundo. «Hasta ayer», se lamentó. La pérdida de estos pinos monumentales y centenarios supone «una gran pérdida sentimental para los empleados, los socios y los jugadores del club», pero además «es un daño medioambiental irreparable porque estos ejemplares que tienen décadas de antigüedad van a tener que ser sustituidos con otros de 5 o 10 años», señaló. «La semana que viene recibiremos al perito del seguro y podremos hacer una valoración económica más exacta».

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Los efectos de la borrasca Gloria en Valencia

Mientras recorríamos el campo de golf en un carrito conducido por Vicente Morales, algunos jugadores comentaban: «¡Qué lástima! ¡qué gran pérdida». En concreto otro socio y golfista, que frecuenta el club desde hace 35 años, Alejandro Muñoz comentaba que el campo de golf «ha perdido gran parte de su riqueza paisajística» tras el terrible temporal. Por último alertó del fin de las dunas de la playa contigua al campo: «Las olas han crecido y se han comido la arena», lamentó.