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Prevención

Dunas para frenar la destrucción

El impacto de la borrasca ha sido mucho menor en las playas que cuentan con un cordón consolidado y vegetación

El cordón dunar de la playa del Dosel de Cullera ha evitado que las olas afectaran a las construcciones próximas al litoral.

Desde que la pasada semana la borrasca Gloria arrasara varias playas de la Comunitat Valenciana, dejando paseos marítimos e infraestructuras públicas y privadas destrozadas, no son pocas las voces que vienen advirtiendo de que otro modelo urbanístico, con menos hormigón y dejando más espacio al medio natural habría amortiguado los envites del mar. Es lo que se llama «barrera natural». Y de ello, hay ejemplos. Oliva, en la comarca de la Safor, es uno los más claros.

El impresionante cordón dunar que existe en esta playa ha evitado que el mar, como ha ocurrido en otros puntos, llegara a las calles y las viviendas y causara destrozos en edificaciones y paseos. Por otra parte, Oliva también demuestra que se está a tiempo de revertir la situación en muchos lugares. El temporal ha arrastrado una parte de las dunas y ha dejado a la vista los restos de una carretera que antiguamente pasaba junto al litoral y que ahora está soterrada bajo la arena. «En los años 80 se hizo una recuperación de las dunas en ese punto que aún dura y que ha permitido frenar los daños del temporal», señalaba el alcalde, David González, para quien este hecho demuestra que «la recuperación de estos sistemas que hacen de berrera natural es posible».

Más playas de la comarca de la Safor en las que los cordones dunares han frenado el mar son Xeraco, donde los daños se han centrado sobre todo en señales, árboles caídos y caminos que en las casas de primera línea, a las que no llegó el mar gracias al sistema dunar. Lo mismo ocurrió en Daimús , donde las dunas han minimizado los daños, o Guardamar de la Safor.

Las dunas de Cullera han exhibido dos caras completamente opuestas. Por un lado, en las playas situadas al norte de la población, han aguantado las acometidas del mar evitando que el oleaje penetrara en las zonas de chalés. Su efecto de contención ha sido decisivo para que el temporal no dañara las casas unifamiliares y los bloques de apartamentos, pero por contra, al sur de la desembocadura del Xúquer, su participación no ha sido suficiente para detener el avance del mar, que penetró con mayor libertad hacia los campos de cultivo, huertos y chalés.

En el litoral de Sueca, comprendido entre El Perelló y el Mareny de Barraquetes, ha sido el cordón dunar de la playa de Motilla el que se ha llevado la peor parte. La duna situada al lado del paseo no estaba suficientemente estabilizada y se vio desbordada por la acción marina. El agua superó las dunas y avanzó hacia el interior.

A pesar de ello, las dunas siempre han servido de protección en la costa suecana. Su comportamiento ha sido mucho mejor que el mostrado por los paseos marítimos en El Perelló, Les Palmeres y el Mareny de Barraquetes, que han sufrido graves daños por las embestidas de un mar embravecido durante días.

Mientras, en les Deveses de Dénia, ese efecto protector de las dunas se hace ahora bien visible. El temporal les ha dado un buen mordisco. Pero siguen en pie, mientras que en la misma línea costera los muros se han venido abajo. Las dunas absorben las olas. Su vegetación, con los tamariscos que las fijan, amortiguan el impacto de temporales tan violentos como el de la pasada semana. Los propietarios de casas de primera línea que están tras los cordones dunares respiran aliviados. Los que se protegen del mar con muros saben ahora que están al albur de los temporales.

«Han cumplido su función»

Desde el colectivo conservacionista la Fundación Global Nature se incide en la necesidad de invertir en la conservación de las dunas y malladas costeras para frenar el efecto de las olas. «Han servido de barrera natural para evitar que el mar se adentrara aún en más espacios», apuntan desde esta entidad,que advierte de la«escasa» protección que se les dispensa. Y recuerdan que aunque casi todas las dunas han desaparecido por la intensidad de Gloria, «han cumplido su función». «Aunque ahora cortadas por la mitad o arrasadas han amortiguado la entrada del agua hacia el interior», señalan.

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