«Compañeras, vuestras reivindicaciones también son las nuestras; no somos mujeres de segunda por vivir en el medio rural». Las palabras de Mª José Cabanes, presidenta de Hilando Vidas, retumbaron ayer frente a las Torres de Serranos, donde la asociación feminista de la Serranía clavó otra gran pica para visibilizar que las reivindicaciones pendientes en materia de igualdad no son solo cosa de las urbes. Dentro de la ruta artística «Sororidad Serranía», las mujeres del colectivo desembarcaron en València cargadas de colmenas hexagonales tejidas a mano. «Las abejas son un animal que trabaja en equipo por un bien común, como nosotras».

Hilando Vidas ha cubierto con diseños tejidos con 1,5 millones de metros de lana las fachadas de los edificios emblemáticos del cap i casal en una acción con la que la asociación pone en valor un trabajo tradicional de las mujeres considerado como un arte menor, a tiempo que reclama que las demandas del 8M se apliquen también a las mujeres rurales, «invisibles durante generaciones».

«En las sociedades más pequeñas los patrones patriarcales están más arraigados», explica Cabanes. A esta circunstancia se suma la «inexistencia o existencia limitada de servicios externos y profesionales», como guarderías y centros de día. Todo ello hace que la mujer rural siga ocupando mayoritariamente el rol de cuidadora, por lo que en desarrollarse profesionalmente es mucho más complicado». «Hay un cruce de caminos, o renunciar a nuestra vida profesional o abandonar nuestros orígenes en busca de oportunidades», lamenta la presidenta del colectivo.

Con sus tejidos, la asociación ha querido rendir un «homenaje a todas aquellas mujeres que trabajaron duramente para que nosotras estemos aquí», de manera invisible y silenciada. El proyecto, que cuenta ya con la implicación de 650 mujeres de municipios de la comarca de la Serranía, fue arropado ayer por el presidente y la vicepresidenta de la Generalitat, Ximo Puig y Mónica Oltra. Ésta última destacó que la iniciativa reivindica «la centralidad de las mujeres en la sociedad, la centralidad de las mujeres rurales que siempre tienen una vida más complicada que en el ámbito urbano». «Estas mujeres representan la revolución más digna por la causa más digna, que es la igualdad», ahondó Ximo Puig. «Sin el mundo rural tampoco habrá igualdad. Es fundamental que las mujeres hayan elaborado un proyecto desde cada pueblo que define muy bien lo que es el trabajo por la igualdad», zanjó.