El Gobierno nombró ayer a la exministra y exconsellera valenciana de Sanidad Carmen Montón como embajadora observadora permanente de España ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

El nombramiento se produjo en la reunión del Consejo de Ministros presidida por Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa, dentro del apartado de acuerdos de personal.

Montón llevaba alejada de cargos públicos desde septiembre de 2018, cuando dimitió como ministra, puesto al que había accedido tres meses antes desde la cartera de Sanidad en el Gobierno valenciano. Fue la segunda renuncia de un ministro de aquel gabinete después de la de otro valenciano, Màxim Huerta.

La exconsellera dio su brazo a torcer después de una cascada de informaciones sobre presuntas irregularidades en la realización de un máster en la Universidad Rey Juan Carlos, entonces en el ojo del huracán por las sospechas de la concesión arbitraria de títulos a políticos, como la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes.

La instrucción judicial abierta por el máster de Montón se archivó en noviembre de 2018 al considerar la juez que no había ninguna infracción penal «debidamente documentada». Desde entonces se ha especulado con el regreso de la socialista valenciana a algún cargo público, tanto en la Generalitat como en el Gobierno central. Finalmente, es enviada a un puesto a Washington, alejado de los centros de la política española y sin un vínculo directo con asuntos sanitarios o de Igualdad, en los que está especializada.

Montón llevó la bandera del rescate de las privatizaciones sanitarias en el primer Ejecutivo del Botànic. Esa situación derivó en un fuerte enfrentamiento con Ribera Salud, la principal adjudicataria de servicios de atención médica en la Comunitat Valenciana.

Montón, licenciada en Medicina, fue una de las diputadas más jóvenes en el Congreso. Se mantuvo al lado de Pedro Sánchez sin dejar la conselleria valenciana durante la pugna por el poder en el socialismo español.