Pasaban diez minutos de las nueve y ya había cola. Algo más de media docena de personas esperaba, con una separación preventiva muy considerable entre ellos, en la calle. Pese a la persistente lluvia. Otros aguardaban su turno en el interior del bello edificio de la Gallera, en Alzira. El objetivo: donar sangre, una de las pocas actividades ajenas al trabajo permitidas durante el confinamiento decretado para frenar la propagación del coronavirus.

La pandemia impuso un escrupuloso protocolo para evitar posibles contagios, aunque las personas que acudieron a donar gozaban de un buen estado de salud. De hecho, al habitual cuestionario que responden los donantes para descartar enfermedades que puedan transmitirse a través de la sangre se sumaron nuevas preguntas poco habituales: «¿Ha viajado usted a Madrid recientemente o ha tenido contacto con alguien que lo haya hecho?», una clara alusión al principal foco de infección coronavírica del país. «¿Y ha estado con alguna persona que tenga coronavirus o presente sus síntomas?», interrogaba también el personal sanitario.

Máxima precaución

Las líneas de actuación estaban bien definidas por la Concejalía de Sanidad del consistorio y el Centre de Transfusió de la Comunitat Valenciana: los donantes tenían que matener la distancia de seguridad entre ellos tanto mientras esperaban, como durante la donación o, incluso, una vez finalizada, en el momento en el que reponían líquidos tras la extracción. El personal sanitario instaló un dispensador hidroalcohólico de obligado uso para todo aquel que accedía al modernista salón dorado, que se llenó de camillas para realizar las donaciones.

Las enfermedades no entienden de decretos gubernamentales. De hecho, el Centre de Transfusió insiste en que la sangre no se puede fabricar y que, diariamente, se necesitan 650 unidades en la Comunitat. Por ello anima a todas las personas aptas (que no hayan tenido fiebre o afecciones respiratorias en catorce días, de entre 18 y 65 años y con un peso superior a 50 kilos) a que realicen donaciones incluso durante el periodo que perdure la alerta sanitaria: «Las salas de donación son espacios seguros. Los profesionales tienen instrucciones de extremar las medidas de higiene y autocuidado». Los valencianos han mostrado estos días que se puede ser solidario de muchas maneras. Decenas de alcireños lo confirmaron ayer con su propia sangre.