«Son tiempos extraños. Aunque intentamos mantener nuestra actividad laboral por medios telemáticos o nuestras pautas familiares, no deja de ser como vivir una realidad artificial». Antonio Montiel reflexiona sereno desde el confinamiento impuesto por el estado de alarma. En casa compagina ahora las labores de secretario de ayuntamiento, docente universitario, activista social y padre de dos mellizos de diez años. «Sin sus rutinas escolares y sin el contacto diario con sus amigas y amigos, los pequeños de la casa se encuentran tan desubicados como nosotros. Las rutinas se han alterado y nuestro orden vital, habituado a girar en torno al trabajo y a las relaciones sociales, se resiente como si estuviera desprovisto del nervio habitual», mantiene el exdiputado y exsecretario general de Podem. Por suerte, la naturaleza de su trabajo en un consistorio permite a Montiel poder teletrabajar para seguir atendiendo los asuntos municipales en contacto con el resto de compañeras y compañeros de otros departamentos. Lo más importante, subraya, es seguir dando apoyo administrativo a quienes, como las trabajadoras de servicios sociales o el personal de limpieza y mantenimiento, «siguen en primera línea», atendiendo presencialmente a familias y colectivos vulnerables o desinfectando espacios públicos. «También tengo la suerte de poder mantenerme en contacto con los estudiantes de Ciencias Políticas y seguir orientando su aprendizaje, gracias a las herramientas de la Universidad de Valencia, aunque echo de menos su proximidad, sus preguntas espontaneas y directas», prosigue Montiel.
El politólogo tampoco ha dejado aparcado el asociacionismo y, pese al encierro, sigue involucrado tanto en el colectivo Per L'Horta como en el movimiento contra la ampliación del puerto de València. «Podemos hacer muchas tareas a través de las herramientas que nos proporciona la tecnología, pero nos seguirán faltando las miradas, los abrazos, esas señales de los afectos y los compromisos compartidos». Limitaciones aparte, Montiel pone el foco en «la seguridad» que proporciona un sistema publico que, pese a recortes de años atrás, «aún es potente». «Pienso en ese personal sanitario y de servicios que está en primera línea de defensa de nuestra gente en estas trágicas semanas.En casa les contamos a nuestros mellizos lo importante que es defender lo público porque es lo que nos hace más fuertes», apostilla.
