La Comunitat Valenciana pasará el próximo lunes 18 de mayo íntegramente a la fase 1 de la desescalada. Justo una semana después de informar de que solo 10 de los 24 departamentos de salud podían avanzar desde la fase 0, el ministro Salvador Illa y el director del Centro de Coordinación de Emergencias, Fernando Simón, informaron ayer por la tarde que a partir de la próxima semana los valencianos podrán reabrir comercios de hasta 400 metros y terrazas de bares, desplazarse dentro de sus respectivas provincias (pero sin salir de ellas) o celebrar reuniones de hasta diez personas (sin contar a los convivientes) en todo el territorio.

Y es en todo el territorio porque, finalmente, el Ministerio de Sanidad no ha aceptado la petición de la Generalitat de restringir los encuentros sociales de hasta 10 personas en el área de salud de la Ribera por un brote de 42 contagios en un mismo municipio. En cambio, el Gobierno sí que ha aceptado la solicitud del Consell de prohibir la celebración de actividades culturales al aire libre de hasta 200 personas. Además, ha tenido en cuenta la petición de permitir la movilidad de las personas más allá de sus departamentos de salud pero siempre dentro de los límites provinciales.

Los territorios valencianos que el pasado lunes recuperaron una parte de la normalidad fueron los departamentos de Vinaròs en Castelló; Requena, Xàtiva-Ontinyent y Gandia en la provincia de València; y Alcoi, Dénia, La Marina Baixa, Elda, Orihuela y Torrevieja en la de Alicante. Ahora se unen a ellos los departamentos sanitarios de Castelló, La Plana, Sagunt, València (que incluye las comarcas de l'Horta, el Camp del Túria y los Serranos), la Ribera, Alicante (Sant Joan y Hospital General), Elx-Crevillent y Elx-Hospital General, que se habían quedado en la fase 0.

Mientras que la Generalitat había defendido hasta entonces la posición idónea de todos los departamentos para pasar en bloque a la fase 1, y con ese optimismo presentó un informe de más de 200 páginas para defender su proyecto de desescalada, el Ejecutivo central no hizo pública hasta el domingo la valoración en la que se basaba para rechazar la transición a la fase 1 de todas las áreas sanitarias. Ese día Fernando Simón apuntó que en la Comunitat Valenciana había departamentos en los que la situación epidémica era más favorable que en otros por «un número no desdeñable de casos sospechosos a los que todavía no se le había podido hacer un test diagnóstico».

La respuesta de la Generalitat fue, en un principio, contundente. El domingo la subdirectora general de Epidemiología de la Generalitat y miembro del consejo de asesores del Gobierno en el Covid-19, Herme Vanaclocha, aseguró que el protocolo no obligaba a hacer test a casos leves, y por eso el president Ximo Puig denunció que no se podían «cambiar las reglas de juego a mitad del partido».

La indignación creció cuando se comparó el pase de fase «interruptus» valenciano con el éxito que habían tenido otras peticiones, especialmente la del País Vasco, comunidad que sí había avanzando completamente a la fase 1 pese a presentar su informe fuera de plazo y revelando un mayor número de casos positivos y fallecidos (pero también más PCR realizados).

El martes, la consellera Ana Barceló se reunió con el ministro Illa para defender el informe de la Generalitat y recibir explicaciones de por qué el Gobierno había dejado fuera del inicio del desconfinamiento a más de la mitad de los valencianos. Tras esta reunión, Barceló desveló que el temor a un posible exceso de movilidad en la Comunitat era uno de los motivos fundamentales esgrimidos por Sanidad para restringir la desescalada. No obstante, la consellera defendió que «tenemos un sistema de vigilancia que es referente y que nos permite controlar en zonas con mayor densidad y movilidad».

Así, tras aclarar que la Valenciana no había hecho tantos PCR como otras comunidades porque no se lo habían pedido, y asegurar que el sistema sanitario está capacitado para controlar la movilidad en las áreas más pobladas, la Generalitat mantuvo el mismo informe que presentó la semana anterior pero con las cifras actualizadas y las peticiones de restricciones en la Ribera y en los espectáculos.

El jueves, y tras una nueva reunión entre Barceló e Illa, la Conselleria de Sanidad aseguró que la propuesta valenciana había sido «bien acogida» por el ministro y sus técnicos, pero cabía recordar que la semana anterior la propuesta valenciana había recibido (según la consellera) una «matrícula de honor» y después fue rechazada parcialmente.

Satisfacción y prudencia

Quizá por eso, el Consell no quiso ayer dar por hecho el avance en la desescalada hasta que lo anunció el ministro. Pero una vez confirmada la decisión del Ministerio de Sanidad, y el pase de toda la Comunitat Valenciana a la fase 1, se sucedieron los mensajes de satisfacción y las peticiones de prudencia.

El president de la Generalitat, Ximo Puig, valoró que el avance permitirá «salir de la hibernación económica y social» aunque ha pedido ir con «responsabilidad y prudencia». «Fase 1 para toda la Comunitat Valenciana a partir del lunes», confirmó Puig en twitter, donde añadió que «comenzamos a levantar nuestra tierra».

Por su parte, la consellera de Sanidad, Ana Barceló, agradeció «el inmenso esfuerzo realizado por toda la ciudadanía, pero recordó que «sigue siendo igualmente necesario mantener la prudencia y seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias».

La presidenta del PP, Isabel Bonig, subrayó que «estamos contentos, pero prudentes para seguir avanzando» pero siguió pidiendo explicaciones de por qué hace una semana «nos dejaron atrás». El síndic de Compromís en Les Corts, Fran Ferri recordó que «cada avance supone más responsabilidad individual». Y Toni Cantó, portavoz de Cs, proclamó que «el principal mérito es de la sociedad valenciana y sus profesionales sanitarios.