La crisis climática apremiaba a realizar cambios en la movilidad. Una necesidad u obligación que la crisis sanitaria del coronavirus ha hecho más perentoria. «Hay una nueva conciencia global de sostenibilidad que no había hace años, impulsada por los jóvenes, los partidos verdes y los movimientos ecologistas. Se ha tomado conciencia de que el planeta es finito, por lo que hay que hacer algo y no vale lo de siempre», aseguraba ayer en València Sergio Vázquez, el secretario general de Infraestructuras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Vázquez participó en la mesa redonda «Hablemos de movilidad sostenible», organizada por Levante-EMV e Iberdrola, junto al conseller de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, Arcadi España; Tomás Ruiz, profesor de la Cátedra Transporte y Sociedad de la Universitat Politécnica de València (UPV); la presidenta de ConBici, la coordinadora en defensa de la bici, Laura Vergara Román; y Joaquín Longares, delegado comercial de Iberdrola en la Comunitat Valenciana, en un encuentro moderado por el director general de Relaciones Institucionales de Prensa Valenciana, el periodista Julio Monreal.

El representante del Gobierno central defendió que la «Estrategia de movilidad sostenible» que prepara el ministerio dirigido por José Luis Ábalos permitirá a partir de septiembre, «una gran conversación con todos los actores implicados (instituciones, empresas y académicos) para definir las políticas de infraestructuras y movilidad de las próximas décadas». Vázquez también anunció que ayer mismo se inició el proceso de consulta pública de la ley de movilidad sostenible y financiación del transporte urbano «que recogerá los aspectos normativos de la estrategia, tendremos un marco normativo, ordenado y eficiente que situará al ciudadano en el centro de las políticas de movilidad», destacó.

Una normativa que permitirá actualizar «los esquemas de financiación del transporte metropolitano en las grandes ciudades [como Madrid, Barcelona y València] que están algo obsoletos», según destacó Vázquez, en respuesta a la pregunta lanzada por el periodista Julio Monreal sobre si el nuevo modelo de financiación del transporte permitirá al área metropolitana de València equipararse a las de Barcelona y Madrid. A juicio del secretario general de Infraestructuras «hay que buscar una nueva fórmula para distribuir la financiación. La clave para el futuro será basarnos más en indicadores y que la financiación sea un incentivo a quien lo hace mejor» y no sólo en cuántas personas se transporta, como sucede hasta ahora.

El delegado comercial de Iberdrola en la Comunitat Valenciana, Joaquín Longares, relató las medidas adoptadas por la compañía para apostar por la movilidad sostenible como «la flota de vehículos eléctricos, el carsharing, puntos de recarga en centros de trabajo; transporte colectivo para los trabajadores en Madrid y Bilbao». Además de las medidas adoptadas tras la pandemia como la «flexibilidad laboral para evitar aglomeraciones, videoconferencias para evitar desplazamientos innecesarios además de ofrecer soluciones integrales de recarga: individuales, garajes comunitarios, recarga público en espacios públicos y privados». Iberdrola pretende invertir 150 millones para instalar 150.000 puntos domésticos que permitirá «cargar el coche en 5-10 minutos». Son medidas para «impulsar y liderar las medidas para hacer la movilidad mas sostenible, mejorar la calidad de vida y reducir las emisiones en las ciudades. Iberdrola apuesta por la transición energética, la lucha contra el cambio climático, la eficiencia y el transporte sostenible», destacó Longares, un apasionado y usuario tanto del coche eléctrico como de la bicicleta y del transporte público.

Precisamente la bicicleta es la «principal aliada» que sugiere la coordinadora «Conbici» por su «gran potencial en la crisis socioeconómica y demográfica para generar entornos seguros», aseguró la presidenta de la entidad que agrupa a 65 grupos locales, Laura Vergara Román. «Hay que ir más lejos en las apuestas y propuestas tanto públicas como privadas, porque a los nuevos retos de la crisis climática se han sumado en los últimos meses la crisis sanitaria y social, el reto demográfico, por las concentraciones en ciudades que crea problemas pero que también existen en el mundo rural. Y la movilidad tiene la capacidad muy fuerte de transformar y hacer frentes a estos retos». Aunque cabe, a juicio de Laura Vergara, «cambios estructurales, nuevos puntos de vida, involucrar a agentes, para conseguir una movilidad más equitativa, justa y ambientalmente sostenible a medio y largo plazo».

En esta nueva senda que emprender hacia una movilidad más sostenible, la representante de Conbici sugirió cuatro medidas a desarrollar. La primera sería «generar sistemas de gobernanza (quién y con qué criterios planifica la movilidad) que debe ser activa, no solo sostenible». La coordinadora apuesta por redistribuir el espacio público y establecer prioridades, con cambios físicos y normativos. «Tenemos esperanzas puestas en la ley de movilidad sostenible, pero también estamos pendientes de la reforma del reglamento general de circulación».

Conbici también reclama a las administraciones «reenfocar las inversiones en acciones útiles o señalizar infraestructuras previas con concepto de red que incluya recorridos urbanos e interurbanos» de los que se pueden beneficiar no sólo los ciclistas, sino los peatones y las personas con movilidad reducida.

Cambios en los hábitos

Por último, el profesor de la cátedra Transporte y Sociedad de la Universitat Politécnica de València (UPV), Tomás Ruiz, destacó que «el confinamiento ha puesto patas arriba todos los números de movilidad, en la Comunitat Valenciana. Si antes la movilidad media era de 2,5 viajes diarios, durante el confinamiento se redujo un 85% a 2,7 viajes semanales por persona».

Antes de la pandemia, destacó Ruiz, «el 41% de los desplazamientos se realizaba a pie y en vehículo privado. El 57% era movilidad sostenible en el área de València». Sin embargo, con la vuelta a la «nueva normalidad» en junio «se redujo un 60% el uso del transporte público y el resto de usos del transporte». Aunque los trayectos en coche también se han visto afectados. «En los principales accesos a València se ha reducido un 15-25% del tráfico, al igual que el uso de la bici». Únicamente no existen datos en la movilidad a pie. Aunque el experto en transportes aseguró que «aventuraría que se ha mantenido, porque lo poco que nos hemos movido ha sido a pie. Y ese hábito todavía perdura por lo que conviene protegerlo, fomentarlo y mejorar las infraestructuras que se dedican a potenciarlo».

El profesor de la cátedra Transporte y Sociedad también vaticinó que la caída del transporte público durante la pandemia «tardará en recuperarse, porque ha resultado estigmatizado por el coronavirus, por lo que las administraciones públicas deben esforzarse y apoyarlo y establecer incentivos».

La bicicleta «tendrá un papel importante como alternativa al uso del coche. De hecho los usuarios del coche tienen disponibilidad al cambio. La mitad estarían dispuestos a dejarlo aparcado siempre que la oferta de vías ciclistas fuera buena», señaló Tomás Pérez. Y concluyó. «La Conselleria de Política Territorial tiene la oportunidad de ejecutar ahora los planes de movilidad en las áreas metropolitanas que son un camino a seguir y que permitirá que la movilidad mejore la calidad de vida de los ciudadanos».