La recuperación en forma de V que los análisis más optimistas vaticinaban para la economía, todavía es una X por despejar en los sectores más expuestos a la crisis de consumo. Un informe elaborado por la Oficina Comercio y Territorio (Pateco) de la Cámara de Comercio de València dibuja un escenario de profunda incertidumbre para esta actividad, y «las expectativas de recuperación se aplazan».

Lo que queda por delante, en realidad, no pinta mucho mejor que los pobres datos de este verano: «Las expectativas para los próximos meses no son esperanzadoras. La confianza del consumidor ha retrocedido a niveles del periodo de confinamiento, lo que repercutirá en su actitud de gasto y consumo», señala el informe.

El análisis, en realidad, se alinea con las previsiones de los empresarios, que hace semanas ya advertían de un fin de año de precios de derribo, una especie de black friday continúo tras no haberse podido deshacer aún del stock acumulado tras la parada del estado de alarma.

Las ventas durante el verano han mantenido una tendencia decreciente. Este descenso viene marcado principalmente por la caída de las compras de alimentación (tras el auge durante el estado de alarma) y moda.

«Únicamente el grupo de equipamiento del hogar y otro productos, entre los que destacan los tecnológicos, han logrado superar los índices de ventas del verano anterior», apunta la radiografía del comercio minorista a la que ha tenido acceso este periódico. La campaña de verano, marcada por la caída de turistas y unas rebajas que no han logrado despegar, han resultado insuficientes para impulsar la recuperación esperada. En este contexto, el volumen de stock en tiendas se ha mantenido en tasas elevadas, añade el documento.

En esta coyuntura, el análisis cuantitativa arroja una imagen complicada. Las afiliaciones caen un 4,4%, y el número de contratos, un 19% en agosto. Las rebajas no ha sido este año motor de creación de empleo. La confianza del consumidor, clave para entender la predisposición al gasto, se encuentra 36 puntos por debajo de hace un año, a niveles similares a marzo y abril.

En cuanto a la evolución de las ventas, caen un 5,2%, y ha sido la venta on line la que se ha disparado con un crecimiento del 41,1%. «Sigue experimentado un fuerte crecimiento y se plantea como un canal complementario y necesario para la reactivación de la tienda física», concluye el análisis.

La venta de bicicletas se ha disparado durante una nueva normalidad que, a pesar de la caída industrial provocada por el confinamiento, parece haber cambiado algunos hábitos de consumo beneficiando a sectores muy concretos, como el de los pedales o, también, la venta de muebles y la de electrodomésticos.

Aunque el contexto actual es muy volátil y se impone la cautela, no cabe duda de que algunos sectores están mejorando rápido. Y, entre los ganadores, la bicicleta, como en una etapa de la Vuelta, protagoniza una escapada en solitario sobre cualquier otro producto, como reconoce Carlos Núñez, secretario general de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE).

«Cuando pasamos a la fase 0 y se abrieron las tiendas de bicicletas, en mayo, se empezaron a formar colas. En aquella primera semana del mes ya vimos un incremento del 400 %, tanto en las ventas como en las reparaciones de bicicletas. Y a partir de ahí, el incremento ha sido sostenido, en mayo, junio y julio. Ya en julio se empezaron a agotar los stocks de las más baratas. Y hasta después de agosto ha sido muy difícil comprar una bicicleta, ni siquiera en internet, porque además el fenómeno es mundial», explica.

Núñez, que asocia el «boom» a dos factores, la búsqueda de alternativas al aire libre para hacer ejercicio y de medios de transporte distintos al metro o al autobús públicos, recuerda cómo «a partir de junio, desde las tiendas generalistas al comercio especializado empezaron a vender bicicletas de precios más altos. Y las entidades de crédito al consumo incrementaron el número de operaciones de financiación de compra de bicicletas».

Un reciente informe del INE respalda las afirmaciones de Núñez: entre las pocas actividades industriales de España que han incrementado su facturación respecto a julio de 2019 figura la fabricación de bicicletas, con un 32,1% de mejora de su rama industrial, en la que están incluidas también las motos o los vehículos para personas con discapacidad.