Una breve presentación a la voz de «el jefe de Gobierno» le antecede. A los pocos segundos avanza por el despacho hasta sentarse frente a la mesa presidencial de Manuel Azaña con la bandera tricolor en un lado. Largo Caballero estuvo el fin de semana en el Palau de la Generalitat. O, al menos, su figura y recuerdo encarnado en Emilio Gutiérrez Caba. «Es muy interesante interpretar un papel histórico que ha sido decisivo en la historia de España», señala a Levante-EMV el actor al acabar una de las escenas de Federica Montseny, la mujer que habla.

La polémica abierta por el Ayuntamiento de Madrid al querer retirar la calle con su nombre y la propuesta del consistorio de València de responder incluyéndolo en el callejero ha hecho que el papel del que fuera presidente del Gobierno en la II República entre a debate. Por ello, la interpretación de Gutiérrez Caba transportando a la Sala Daurada del Palau de la Generalitat a plena Guerra Civil tiene un interés extra.

«Es fundamental saber lo que ha pasado, ser un buen ciudadano conlleva conocer nuestra historia y no delegar el conocimiento en los demás por pura vaguería», expresa el ganador de dos premios Goya a mejor interpretación masculina en el 2000 y 2001 por La comunidad y El cielo abierto. Gutiérrez Caba habla de Francisco Largo Caballero como un personaje «con sus luces y sus sombras» y asegura que su objetivo ha sido «mantenerse fiel a la historia».

Dualidad de victoria y derrota

Entre escena y escena, la directora de la película, Laura Mañá, asegura que la producción «quiere ceñirse a la historia sin entrar en polémicas». «Espero que cuando se vea impere el sentido común de los españoles», indica mientras reivindica la figura de mujeres como Federica Montseny «que permitieron conquistar valores esenciales como que podamos trabajar igual que los hombres o tener una cuenta en el banco».

La directora de otras películas como Te quiero, imbécil; Clara Campoamor, la mujer olvidada o Concepción Arenal, la visitadora de cárceles habla de Largo Caballero como «un dirigente que muestra la dualidad entre la victoria y la derrota», asegura que Gutiérrez Caba tiene «la misma capacidad que Largo Caballero de defender sus ideales y mostrar luego fragilidad» y rechaza que se le deba quitar la calle en Madrid al ex líder socialista. «Creo que sería un error», sentencia.